La Casa
Manuel Mujica LainezEsta novela es narrada por la misma protagonista, una casa de la calle Florida. Mientras esta a punto de ser demolida, la casa, cuenta su historia, sus buenos y malos recuerdos, lo sucedido dentro de ella, la vida de sus dueños, y como se siente hasta el momento de su demolición.
Unos de sus primeros dueños, fueron el senador Don Francisco y su esposa, Clara, “Eran estos, naturalmente, personas importantes” (página 17), ella “gorda, espesa, que pronto parecía casi oriental, casi turca, la sofocación de sus encajes y sus cintas, había modelado ese cuerpo tan bello, tan ágil, tan puro” (pagina 18). Tenían cuatro hijos varones, “los dos buenos mozos: Gustavo, que era el segundo, y Tristàn el menor; y los dos feos: Paco el mayor, y Benjamín, el tercero. En realidad no eran feos: resultaban feos al lado de sus hermanos y sobre todo al lado de Tristan. Cuando estaban juntos los cuatro, los dos feos parecían caricaturas de los otros, porque el parentesco se evidenciaba en los rasgos semejantes cuya exageración o distorsión producía eso: la caricatura. Y también los diferenciaba el carácter, pues Tristan y Gustavo eran alegres, aunque Gustavo cambio más tarde, mientras que Paco y Benjamín eran ensimismados, taciturnos, especialmente Paco, que vive todavía en un sanatorio, en su pabellón, a los ochenta y ocho años, loco”. (Página 16).
Tristan era un muchacho hermoso, y respiraba salud. (Pagina 16). Sin embargo, no vivió más de los dieciséis años. Un día Tristan entro a su cuarto. Él no sabia que su hermano, Paco, estaba detrás de él. Fue en ese momento cuando Paco empujo a su hermano por el balcón. Clara fue quien mas sufrió la muerte del muchacho, y ella sabia, en el fondo sabía, que había sido Paco.
Al año siguiente del crimen, murió el senador, la casa pasó a manos de Clara.
Quien contrato a Rosa, como mucama. Rosa, alrededor de 1920, trajo a Zulema, su media hermana, a quien Clara también tomo como mucama. Rosa, era una mujer que, “llamaba la atención como una real hembra de altos pechos, de breve cintura y de rasgados ojos voluptuosos que se abrían soñoliento, en una piel de impecable pureza, sobre una boca mórbida y mojada, confiriéndole el prestigio propio de una mujer cabalmente hermosa y deseable”. (Pagina 64). Mientras que Zulema, “lo debía todo a su temperamento, a su inteligencia ágil, rápida, incisiva, vibrante, frente a la apatía de su hermana quien, primordialmente carnal, se adormecía en una especia de modorra lasciva con la cual contrastaban con sus ojos inocentes, sin sombras, tranquilos como lagos” (pagina 64).
Luego de la muerte de su madre, Gustavo, el hijo mayor, fue el siguiente dueño de la casa. Gustavo estaba casado con Maria Luisa, “una mujer muy bonita” (pagina 110), y tenían un hijo, Francis. “dijeron después que Francis, era tan excepcional físicamente como Tristan, pero no es cierto. El pobre Francis fue un enfermo siempre…” (Página 16).
Luego de la muerte de Gustavo la casa, paso a manos de Benjamín, ya que Paco había sido encerrado en su habitación a causa de su locura. El hijo de Gustavo, Francis, murió en 1921, y con respecto a Maria Luisa, ella fue dueña de la casa por un tiempo, pero luego se fue de ella.
Benjamín se caso con Rosa, cosa que a mucho no les agradaba. Muchas veces Rosa quería irse de esa casa y dejarlo a Benjamín, pero Zulema la retenía, ya que quería que luego de la muerte de Benjamín la casa pasara a manos suyas. Y lo consiguieron.
Tras la muerte de Benjamín, la nueva heredera era Rosa. En la casa vivían las hermanas, Leandro, quien salía con Rosa, pero al mismo tiempo era el amante de Zulema. Y además su sobrino Nicanor, con su mujer, Dolly. A pesar de que todos querían vender la casa, el capricho de Zulema de no venderla era mayor.
Un día, Leandro, tratando de salir corriendo de la casa, tropezó por la escalera y se golpeó la cabeza con una de las estatuas de la casa. Allí murió.
Tras su muerte, Rosa se fue de la casa, conoció a un hombre y se fueron a vivir a Tucumán. Luego de unos meses murió por un problema de salud.
Nicanor y Dolly también se fueron de la casa, dejando a Zulema sola.
Después de unas semanas Nicanor volvió a la casa para llevarle cosas a Zulema y hablar con ella, sin embrago ella no hablaba mucho, ni se movía demasiado. Nicanor llevaba una vez por semana víveres para su tía. En una de sus visitas encontró a Zulema tirada en el piso, había muerto.
Ella fue la última dueña de la casa. Al terminar de recordar y relatar toda su “vida”, fue el fin de su historia.
Las Nieves
2GEA
Julieta Dalotta