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    Reseña de "Los Premios", de Julio Cortazar, 2° A CBU IMAM

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    valeria cornara perez


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    Post  valeria cornara perez Sun Aug 08, 2010 9:57 am

    Reseña de “Los Premios”, de Julio Cortázar

    En “Los Premios”, el tema que desencadeno toda la novela es; como también lo indica su nombre, los premios, o en realidad el premio que compartirán los personajes a consecuencia de haber ganado una rifa, “La Lotería cuenta con el aval del Estado, no es una tambola cualquiera. Se ha vendido en los mejores círculos y sería peregrino suponer una irregularidad”, (Pág13), toda la novela surge a partir del premio, el cual es un viaje, “Duración de tres a cuatro meses”, (Pág.35), pero del cual aún los pasajeros no conocen el destino. El primer encuentro entre los personajes tiene lugar en el London [“…en el London no es fácil levantarse y cambiar de sitio sin provocar notoria iracunda en el personal de servicio […] No era fácil conversar a esa hora en que todo el mundo tenía sed y se metía en el London como con calzador, sacrificando la última bocanada de oxígeno por la dudosa compensación de un medio litro o un Indian Tonic. Ya no había demasiada diferencia entre el bar y la calle; por la avenida bajaba y subía ahora una muchedumbre compacta con paquetes y diarios y portafolios”, (Pág. 18 y 19), “Las sillas del London eran particularmente incómodas, pretendían sostener el cuerpo en una vertical implacable”, (Pág.22), “ Se veía que era un café para pitucos, con esas sillas de ministro y los mozos que ponían cara de resfriados apenas se les pedía medio litro bien tiré y con poca espuma. No había ambiente, eso era lo malo”, (Pág.31)], en donde ya desde el comienzo entran en acción los prejuicios de las distintas clases sociales, que se acentuarán aún más en el transcurso de viaje.
    Ya en el comienzo los personajes no lograban entender las razones de tal organización “En todo esto hay como un fracaso escondido, un poco como si estuvieran a punto de escamotearnos el viaje, o realmente no supieran que hacer con nosotros”, (Pág.40) y ni siquiera resultaban sensatas las palabras del inspector “La dirección ha cuidado todos los detalles, pero las dificultades de último momento obligarán quizás a modificar ciertos aspectos del viaje”, (Pág. 52). Todo resultaba muy extraño, aunque apenas se embarcaron en el crucero notaron la calidez y armonía que buscaban “A Paula Lavalle [poeta, “De chica me gustaba meter la cara en el armario de tía Carmela; todo era negro y misterioso, y olía un poco así”, […], Paula se apropió de la cama del fondo, debajo del ojo de buey”, (Pág.60), “Sería curioso verlo acostarse a Raúl en la otra cama. Por primera vez dormirían los dos en una misma habitación después de haber convivido en miles de salas, salones, calles, cafés, trenes, autos, playas y bosques”, (Pág.61), “La lectura constituía una de las esperanzas del viaje, la lectura en la cama sin nada más que hacer, […], mi delicado hermano Rodolfo estará deplorando en el círculo familiar mi conducta disipada. Niña de buena familia sale de viaje con rumbo incierto”, (Pág.62), “Decidió que se sentía bien, que estaba contenta. El espejo le confirmó su sonrisa […] y por un momento miró con simpatía a la muchacha pelirroja, de ojos un poco almendrados, que le devolvía cumplidamente su buena disposición, […] Le gustaban sus senos, le gustaba todo su cuerpo que crecía en el espejo”, (Pág.64). “La otra chica pelirroja era una antipática y además demasiado joven para entender la vida y poder hablar de cosas serias con ella, aparte de que no pensaba más que en exhibirse con ese bikini más que inmoral, y flirtear hasta con Felipe, nada menos”, (Pág.166)], le gustó enseguida y la forma en que los pasillos ahogaban los sonidos”, (Pág.60), Paula compartía la cabina con Raúl, el cual entraría en confianza con López, por otro lado, Medrano en su cabina encontraría una carta “…de bienvenida de la Magenta Star, el horario de comidas, […] Encontró también una esquela en la que se advertía a los señores pasajeros, en francés y en inglés, que por razones técnicas permanecieran cerradas las puertas de comunicación con las cámaras de popa, rogándoles que no trataran de franquear los límites fijados por la oficialidad del braco”, (Pág. 70), esto resultaba muy importante, ya que sería el nudo a partir del cual se desarrollaría la novela.
    En el braco con lo únicos que tendría contacto, o al menos la mayor parte del tiempo, sería con le braman y el maître.
    El primer día de viaje se destaca ría porque el braco quedaría anclado toda la mañana “¡Pero estamos anclados delante de Quilmes!, (Pág. 93), este hecho se llevaría todos los comentarios y reflexiones acerca del porque, con que fin, que razones para detener el viaje, además cada vez el asunto se haría más extraño, “¿Usted conoce el itinerario?- preguntó López al barman. El braman tuvo que admitir que no lo conocía”, (Pág.99). En aquel desayuno “La mayoría de los pasajeros empezaría a verse de veras por primera vez”, (Pág.99). Todos en el bar se fueron ubicando según la capacidad económica e intelectual de cada uno “Uno no puede ofenderse por la ignorancia o la grosería de esa gente cuando en le fondo ni usted ni yo hemos hecho nunca nada para ayudara suprimirla. Preferimos organizarnos de manera de tomar un trato mínimo con ellos”, (Pág.106). A pesar de esto la restricción del paso a la popa provocaría que los personajes organicen planes para descubrir que esconde el Malcom [“Barco mixto, señor. Los mejores, créame. Un ambiente perfectamente preparado para recibir a un grupo reducido de pasajeros selectos, como es precisamente el caso”, (Pág.56), “Probaba las luces, estudiaba todas las posibilidades de iluminación. Le encanto descubrir que las lámparas de cabecera podían graduarse en todas las formas posibles”, (Pág.61 y 62), “…se puso a explorar el cuarto de baño pintado de verde claro […] Revisó en detalle los dispositivos higiénicos, admiró las innovaciones que probaban el ingenio de la Magenta Star. El olor de jabón de pino que sacaba de neceser junto con un paquete de algodón y dos peines[…]ha decidido desnudarse y probar la espléndida ducha que le ofrece tan amablemente la Magenta Star”, (Pág.64)], Raúl invitaría a los otros señores que lo acompañaban en el viaje para discutir las palabras que el oficial les había dejado explicando las razones de por que no se podía pasar a popa “Pues bien, es muy sencillo: hay dos caso de tifus en nuestros hombres[…] el médico conoce el tratamiento más moderno y lo está aplicando, pero opina que por el momento se necesita una especie de barrera sanitaria”, (Pág. 129), esto no dejo conforme a la tripulación en la reunión Medrano[era un muchacho de la oficina de Lucio, “El problema había sido mandarse mudar sin que Bettina preguntara demasiado, pero Medrano inventó una reunión de egresados del año 35, una cena en Loprete precedida de un vermut en cualquier parte, […] con Susana Daneri había roto de la misma forma, sin siquiera irse del país como ahora”, (Pág.17 y 18), “Por mi parte el premio me ha servido para cerrar el consultorio y no ver incisivos cariados por un tiempo”, (Pág.20), “Parecía muy de él llamarla en seguida por su nombre. Se veía que no era tímido con las mujeres”, (Pág.21), “Uno de mis defectos es la chismografía”, (Pág.28)], Raúl Costa,[“Estoy un poco harto de proyectar chalets para gente como tu familia o la mía”, (Pág.36), “En general el aire salino y yodado me trae suerte”, (Pág.62)] Carlos López [“Empeñado en defender vagos inamovibles y a otros menos vagos pero amigos de copiarse en las pruebas escritas o leer el diario en mitad del Vilcapulgio […] Pero aparte de un poco bohemio, López se conducía como un excelente colega, siempre dispuesto a reconocer que los discursos de 9 de Julio[…]Con López era posible entenderse, aunque a veces le daba por un liberalismo excesivo, casi un izquierdismo reprobable, y eso no podía consentirle él a nadie. Pero en cambio le gustaban las muchachas y las carreras”, (Pág.10 y 11), “- López iba al club hasta hace 3 años[…]López era de la partida”, (Pág18), “Ese sí que estaba soñando despierto, el pobre López”, (Pág.194)] y Lucio [el viajaba con Nora, su novia, los cuales tenían como objetivo futuro contraer matrimonio, pero Lucio no era capaz de demostrar a Nora el verdadero amor sino solo el deseo caprichoso de tenerla a su lado, “-Siempre me haces decir pavadas. Ya sé que todo se va a arreglar, pero hoy no sé que tengo, veo las cosas de una manera…En realidad no teníamos otra salida si queríamos casarnos. O nos íbamos juntos o tu madre nos armaba un lío. Esto es lo mejor […] Claro que podríamos habernos casado ayer, pero hubiera sido idiota. Tendríamos la libreta en el bolsillo de mi saco y eso sería todo. Ya sabes que por iglesia no me pienso casar, ni ahora ni después. Por civil todo lo quieras, pero a mí no me vengas con los cuervos. Yo también pienso en mi viejo, che, aunque esté muerto. Cuando uno es socialista, es socialista y se acabó”, (Pág.169)] llegarían a la conclusión de que “…, primo, estamos bastante de acuerdo en que lo del tifus no resulta convincente y que, secundo, debemos insistir en que caigan las murallas opresoras y se nos permita mirar el braco por donde nos dé la gana-Exacto método: Telegrama a la capital. Probable resultad: Negativa. Acción subsiguiente: Una puerta abajo”, (Pág.137). Felipe Trejo [“el peor de la división y autor más que presumible de ciertos sordos ruidosos que oír se dejaban en la clase de Historia Argentina”, (Pág.12) ya había realizado una expedición junto con Raúl, en la cual ingresaban por un laberinto de pasillos con la esperanza de llegar a la popa, aunque allí se encontrarían con un marinero [“Un hombre de anchas espaldas y abdomen acentuado”, (Pág.124), “en camiseta en rayas y mugrientos pantalones blancos”, (Pág.125)] por lo que no lograrían grandes resultados.
    Entre tanto Medrano entraría en confianza con Claudia, [“Claudia estaba cansada de prepara las valijas, a última hora había descubierto que faltaba una cantidad de cosas […] mientras ella terminaba de cerrar el departamento, escribía una de esas cartas de último minuto para las que faltan de golpe todas las ideas y hasta los sentimientos…Pero ahora descansaría hasta cansarse. Hacía tiempo que necesitaba descansar”, (Pág.22), “No era feliz, no era desdichada, esos extremos que resisten a los cambios violentos. Su marido seguiría pagando la pensión de Jorge en cualquier parte del mundo”, (Pág.23), “- Me divorcié hace dos años-dijo Claudia-por razones tan numerosas como poco fundamentales. Ni adulterio ni crueldad mental, ni alcoholismo. Mi ex marido se llama León Lewbaum […]-Neurólogo. Me divorcié de él antes de tener que ingresar en su lista de pacientes. Es un hombre extraordinario, puedo decirlo con más seguridad que nunca ahora que pienso en él de una manera que podríamos llamar póstuma”,(Pág.80), “Claudia era todavía una hermosa mujer; hablar con ella presumía una primera y sutil aproximación a un acto de amor. Pensó que no le molestaba ya que Claudia siguiera enamorada de León Lewbaum”, (Pág.207)] madre de Jorge, [“- Que chico inteligente”, (Pág.25), “Jorge sabe cosas, ósea que es portavoz de un saber que después olvidará. Cuando hacemos juegos mágicos, las grandes Provocaciones, él encuentra siempre más que yo”, (Pág.82), “.Demasiado sensible a veces, pero se defiende con un gran sentido del humor y notables condiciones para el fútbol y el mecano”, (Pág.78)] a los cuales acompañaba Persio, [“a última hora se había cordado de algo que le faltaba cerrar en su misteriosa pieza de Chacarita donde juntaba libros de ocultismo y probables manuscritos que nos serían publicados. Pobre Persio a él si que le hacía falta un descanso […] inacabable corrector de pruebas en Kraft, pensionista de vagos establecimientos del oeste de la ciudad, andador noctámbulo del puerto y las calles de Flores”, (Pág.22), “yo viajo en el infraespacio y el hiperespacio”, (Pág.82)] “La relación social a bordo dejaba un tanto que desear, dado que varias personas apenas habían tenido oportunidad de alternar entre ellas, sin contar que otros tendían a aislarse, por todo lo cual Don Galo, [“De Don Galo Porriño lo que más se veía era el chofer de imponentes espaldas y la silla de ruedas donde la goma luchaba con el cromo. Mucha gente se detuvo para ver cómo el chofer y la enfermera sacaban a Don Galo y lo bajaban a la vereda. En las caras se advertía una lástima mitigada por la evidente fortuna del valetudinario caballero, a eso se sumaba que Don Galo parecía un pollo de los de cogote pelado, con un modo tan revirado de mirar que daba ganas de cantarle la Internacional en plena cara […] millones de pesos en el bolsillo de Don Galo, laborioso gallego que supongo llegó al país como casi todos sus congéneres y trabajó con la eficacia que los caracteriza en nuestras pampas proclives a la siesta. Don Galo vive en un palacio de Palermo, paralítico y casi sin familia […] la silla de Don Galo molestaba enormemente a todo el mundo, pero a Don Galo esto parecía hacerle mucho bien”, (Pág.27, 28, 30)y el que hablaba habían llegado a la conclusión de que una velada recreativa sería la mejor manera de quebrar el hielo”, (Pág.211). En esa noche, cuando ya todos estaban preparados para su número, después de que Atilio, [“Atilio Presutti, mejor conocido como el Pelusa, se metió la mano derecha en el pelo de apretados rizos color zanahoria y la saco por la nuca después de un trabajoso recorrido. Después se ató el bigote castaño y miró satisfecho su cara pecosa en el espejo de la pared”, (Pág.31), “Solemnes, brillante el pelo, impecables los trajes a cuadros, los bandoneonístas de la típica de Asdrúbal Crésida se abrían paso entre las mesas cada vez más concurridas. Tras ellos entró un joven vestido de gris perla y camisa negra, que sujetaba su corbata color crema con un alfiler en forma de escudo futbolístico- Mi hermano-dijo el Pelusa, […]El conocido interprete Humberto Roland llegó a la mesa…”, (Pág.33)] y Felipe habían estado practicando toda la mañana, algo sucedió, “ Felipe había dejado venir la noche sin moverse de la cabina”, (Pág.297), “El Pelusa volvió a preguntar por su compañero de pruebas gimnásticas, […], Anunció que iría a ver a Felipe”, (Pág.300). Jorge había empezado con algunos síntomas de fiebre, cuando fue su turno “… y tendió una mano para apoyarse en la cola del piano. Dando un salto, el Pelusa llegó a tiempo para tomarlo del brazo antes de que se golpeara la boca contra el suelo”, (Pág.307), entonces telefonearon al médico el Malcom “no existía una absoluta seguridad de que se tratara de tifus 224[…] Si la señora le permitía iba a retirarse, y le enviaría por el maître los medicamentos para el niño”, (Pág.312). Por otro lado “Los Trejo están al borde de la histeria porque les ha desaparecido el chico”, (Pág.315).
    “Las tres y cinco-dijo López”, (Pág.322), “Hay que llamar otra vez al médico-dijo-El chico está con casi cuarenta de fiebre […]-No va a poder venir hasta más tarde”, (Pág.323). Esto fue lo que generó el estallido de todo lo que habían soportado hasta el momento, Medrano, López, más tarde Atilio llegarían a la popa como fuera, estaban dispuestos a todo “Traer al médico de una oreja y telegrafiar a Buenos Aires”,(Pág.325), este era su fin, pero esta vez no todo saldría como esperaban; todo lo que ocurriría camino a la popa y estando una vez en ella daría el fin a esta novela, “El finlandés se corrió ligeramente a un lado y en el mismo momento lo trompeó en la mandíbula y el estómago. Cuando López caía como un trapo, lo golpeó otra vez en plena cara”, (Pág.329), “La reaparición de López ensangrentado, seguido de un oficial y tres marineros del Malcom con las manos en alto, no era un espectáculo para alentar a Lucio y al señor Trajo, que habían quedado conversando cerca de la puerta”, (Pág.330), “Dejando a todo el mundo alineado contra el mostrador del bar, cerraron con llave la puerta que daba a la biblioteca, y Raúl arrancó a tirones los hilos del teléfono”, (Pág.331).
    Lo que más asombraría a los personajes, principalmente a Medrano que fue el primero en llegar a Popa, es que en esta no se encontraría nada de lo que se habían migando, o mucho menos, “Era verdad, ahora que lo pensaba: la Popa enteramente vacía. Un horizonte ceniciento, el mar como de plomo, la curva de la borda, y todo eso había durado un segundo.[…] Pero hombre, la popa enteramente vacía, era un hecho, en fin, que importaba[…] una casi dolorosa plenitud en ese comprender instantáneo de que al fin y al cabo al popa estaba enteramente vacía pero que no importaba, que no tenía la mínima importancia porque lo que importaba era otra cosa, algo inapresable que buscaba mostrarse y definirse en la sensación que lo exaltaba cada vez más”, (Pág.339, 340)
    Medrano llegó a la popa donde había un trasmisor, pero “Al radiotelegrafista le resultó fácil apuntar en mitad de las espalda y tirar tres veces seguidas […] Al primer disparo, Raúl y el Pelusa se habían largado de la cabina”, (Pág.341).
    Luego de tan solo tres días de viaje “La sirena del Malcom sonó tres veces, y se vio brillar un heliógrafo a bordo de uno los hidroaviones”, (Pág.361). Luego todos los pasajeros fueron llevados ante el inspector, “En estas circunstancias, y luego de conferenciar con el capitán y el médico, se ha llegado a la conclusión de que la presencia de ustedes a bordo del Malcom resulta peligrosa para la salud de todos […] Por todo ello, señoras y señores, les ruego se preparen a embarcarse en los aviones dentro de un cuarto de hora”, (Pág.365). Y así cada historia, cada personaje, llegó a su fin, todos regresaron a su lugar de origen dejando todo lo que había pasado en esos tres días , atrás, mientras que Paula, López y Raúl volvieron a donde había comenzado esta novela, “El chofer, un muchacho sonriente, se volvió a la espera de la orden-y bueno-dijo López-.Vamos a London, ché. Perú y Avenida”, (Pág.378).
    El recurso de estilo que más abunda en enta novela es la sinestia, ya que quiere, aparentemente, demostrar el entrecruzamiento de sensaciones, por ejemplo: Sinestesia:
    Capítulo I, “López movió la cabeza para desechar el recuerdo incompleto”, (Pág.9). “¿Encontraremos viajeras tan rubias y livianas en nuestro amable crucero?”, (Pág.9). “Pero le aseguro que es de las que dicen “¿lo que?” y piensan que “vomitar” es una mala palabra”, (Pág.11).
    Capítulo II, “lo que había que borrar era esa nada insensata en que ella se empeñaba”, (Pág.17).
    Capítulo III, “casi menesterosa mentira no valía la pena ni de nombrarse”, (Pág.17), “si he comprendido bien todos los presentes tendremos el gusto de convivir este ameno crucero”, (Pág.19), “agitando el brazo para atraer a Roberto que andaba ocupado con la creciente mesa de los jóvenes entusiastas”, (Pág.20).
    Capítulo IV, “inacabable corrector de pruebas en Kraft”, (Pág.22), “Llevándose de paso un antiguo amigo convertido en falso pariente”, (Pág.22).
    Capítulo V, “Felipe tenía la gozosa conciencia de su repentina importancia”, (Pág.24).
    Capítulo VI, “no ve más que el sentido abierto, aunque a veces sea muy hermético”, (Pág.26), “Veo como un proyecto de orden en este terrible desorden”, (Pág.26).
    Capítulo VII, “De Don Galo Porriño lo que más se veía era el chofer de imponentes espaldas”, (Pág.27).
    Capítulo VIII, “se peinó con gran ayuda de golpes secos que daba con la mano libre para marcar el jopo”, (Pág.31), “aunque nadie ignoraba ese impotente detalle”, (Pág.33).
    Capítulo IX, “Vagos términos contractuales que ya no recuerdo”, (Pág.35), “Para ver si el aire salado y los puertos exóticos curan de mal de amores”, (Pág.35), “arenque perezca mi escasa reputación”, (Pág35), “como en un tablero infinito entre adversarios mudos”, (Pág.37), “Veamos primero ese vocabulario sospechoso”, (Pág.38).
    Capítulo XI, “Felipe empezó a sentir ese dulce ablandamiento del cuerpo que anunciaba un fenómeno enteramente opuesto”, (Pág.40).
    Capítulo XII, “Las presentaciones recíprocas, promovidas por el amble inspector y continuadas espontáneamente por los viajeros entre azorados y divertidos”, (Pág.48), “y llegué a sentirme perfectamente cómodo en esta situación”, (Pág.49).
    Capítulo XIII, “Por mi parte los trenes fantasmas me divierten mucho más que el Ferrocarril General Roca”, (Pág.53), “como una burla temerosa”, (Pág.55).
    Capítulo XIV, “El oficial era un hombre de pequeña estatura y modales resbaladizos”, (Pág.60), “Yo sigo arreglando ese florido burdel”, (Pág.61), “Interregno del baño, paréntesis de la seca y vestida existencia”, (Pág.64).
    Capítulo XV, “A Felipe volvió a fastidiarlo el recorte inevitable que hacían de su persona”, (Pág.67), “le iban a hacer la vida imposible”, (Pág.67).
    Capítulo XVI, “si se apoyaba la mano en el mueble se la sentía vibrar como una suave corriente eléctrica”, (Pág.73), “a dejar que el frío nylon rosa remontara hasta la garganta”, (Pág.74).
    Capítulo XVII, “uno dice cosas que son meros reflejos condicionados”, (Pág.81), “- Decimos grandes pavadas los dos- dijo Claudia”, (Pág.81), “- Con un poco de imaginación se puede tener una remota idea de Argos-”, (Pág.83), “pero me despierta al sentimiento cósmico, me arranca a la torpeza sublunar”, (Pág.83).
    Capítulo XVIII, “huyen esas arrugas penosas del entrecejo siempre hosco”, (Pág.86), “esta barbaridad acuática se ha puesto en marcha”, (Pág.89), “después una claridad lechosa recortó el ojo de buey”, (Pág.89).
    Capítulo XIX, “Yo me pensaba que ya estaríamos mar afuera y que el braco no se movería nada”, (Pág.94)
    Capítulo XX, “movía los labios como si repitiera las palabras sobresalientes”; (Pág.97), “El barman se acercó con pocas ganas”, (Pág.102).
    Capítulo XXI, “Paula y Claudia miraban desconcertadas el fabril espectáculo de la costa”, (Pág.103), “y al comedor cuyas proporciones merecieron un silbido admirativo de Raúl”, (Pág. 105), “la búsqueda sinuosa y sagas”, (Pág.106).
    Capítulo XXII, “Soy capaz de maldades infinitas”, (Pág. 109), “La madre de la Nelly aportaba una opinión intermedia”, (Pág.110), “Que tonta, que grandísima boba”, (Pág.110)
    Capítulo XXIII, “su mediocre apetito crece con los camarones a la vinagreta”, (Pág.115), “que tragaba helado con el ojo fijo en la bandeja del mozo donde quedaban otras dos copas llenas”, (Pág.117).
    Capítulo XXIV, “se expresaba en un castellano difícil pero raras veces equivocado”, (Pág.126), “las negociaciones se realizaron a último momento”, (Pág.128).
    Capítulo XXV, “Después de un silencio quebrado por una carcajada de Paula y frases desconcertadas o furiosas que no se dirigían a nadie en particular”, (Pág.131), “en su lugar quedó un confuso rodar de rayas y líneas pegajosas que salían de sus ojos y le caían por la cara”, (Pág.132).
    Capítulo XXVI, “levantando un enorme tablón sin aparente esfuerzo”, (Pág.139), “Chapotearon un rato en la modesta medida en que esta lo permitía”, (Pág.140).
    Capítulo XXVII, “pero como no tenía la menor confianza con López…”, (Pág.156), “cada olor y cada luz son un signo de distancia, de libertad perfecta”, (Pág.157).
    Capítulo XXVIII, “pero frunció las cejas como si acabaran de arrancarlo de una grave reflexión”, (Pág.167), “como un ectoplasma sonriente”, (Pág.169), “Lucio gruño algo, pero era un gruñido satisfecho”, (Pág.169).
    Capítulo XXIX, “de las vagas torpezas del día”, (Pág.175), “las adversidades en pequeña escala como para aceptar con gusto cualquier recurrencia al pasado inmediato”, (Pág.176)
    Capítulo XXX, “no podía sentir verdadero fastidio hacia él”, (Pág.193), “ese monólogo disfrazado”, (Pág.194), “tinta secreta y uña sutil percutiendo el tenso pergamino de la noche”, (Pág.201).
    Capítulo XXXI, “también por las aguas servidas”, (Pág.207), “porque Claudia acababa de decir las palabras duras”, (Pág.208).
    Capítulo XXXII, “porque los libros de la biblioteca estaban escritos en idiomas raros”, (Pág.228), “como la gente fina”, (Pág.229).
    Capítulo XXXIII, “después de un descanso perfecto”, (Pág.233), “con razón tenía una borrachera complicada con la insolación”, (Pág.233), “con un lento arañar perfumado”, (Pág.235)
    Capítulo XXXIV, “el ingenio desplegado por los marineros para construir la piscina en plena cubierta”, (Pág.252).
    Capítulo XXXV, “Este maldito encendedor acabará en los más hondo de las fosas oceánicas”, (Pág.255), “inclinándose en la fría amabilidad”, (Pág. 259).
    Capítulo XXXVI, “la más perfecta soltura para sentarse junto a Paula y López”, (Pág.266), “el diálogo adquirió un brillo técnico que exigía el discreto silencio admirativo del señor López”, (Pág.268).
    Capítulo XXXVII, “esas olas enjabonadas”, (Pág.272), “la tierra de nadie era el Buenos Aires de los últimos tiempos”, (Pág.272).
    Capítulo XXXVIII, “otra vez lo ganaba un oscuro sentimiento de vació”, (Pág.287).
    Capítulo XXXIX, “Respiraba con dificultad en el aire espeso que olía a alquitrán y a cosas rancias”, (Pág.305).
    Capítulo XL, “casi agradable delirio de cólera”, (Pág.323).
    Capítulo XLI, “solo él podía medir el alivio rencoroso de no ver a nadie ahí dentro”; (Pág.334).
    Capítulo XLII, “De golpe se hizo un gran silencio”, (Pág.344).
    Capítulo XLIII, “El Pelusa tragó el bocado con singular esfuerzo”, (Pág.355).
    Capítulo XLIV, “hasta lograr un relativo silencio”, (Pág.365).
    Capítulo XLV, “se convertía en una lámina turbia y opaca”, (Pág.369), “Realmente no valía la pena hacerse mala sangre”, (Pág.371).

    En la novela Cortazar también usa otros recursos de estilo tales como, la Metáfora: “Cuando a uno lo sacan de sus hábitos es como el pescado fuera del agua”, (Pág.9), es una metáfora porque quiere decir que cuando uno no esta en el lugar que corresponde haciendo lo que normalmente hace, no se siente en el lugar indicado.
    El Núcleo resumidor: “López se conducía como un excelente colega, siempre dispuesto a reconocer que los discursos de 9 de Julio tenía que pronunciarlos el doctor Restelli, quién acababa rindiéndose modestamente a las solicitaciones del doctor Guglielmetti y a la presión tan cordial como inmerecida de la sala de profesores. Después de todo era una suerte que López hubiera acertado en la Lotería Turística”, (Pág.10). En este caso el pronombre indefinido: TODO resume lo ya dicho.
    El Heterostiquio: “¿Una de blanco y otra de verde?”, (Pág.12),
    Heterostiquio y Paralelismo: “La palabra uña y la cosa uña”, (Pág.202)
    md n md md n md
    La Antítesis: “¿No te parece raro que nos hagan venir aquí antes?”, (Pág.16). O un Poliptoton: “-No, que va a viajar esa señora. A lo mejor esos dos que hablan en aquella mesa.”, (Pág.16). Nuevamente la Metáfora: “Así como es maravilloso que el contenido de un tintero pueda haberse convertido en El mundo como voluntad y representación, o que el roce de una papila cutánea contra un reseco y tirante cilindro de tripa urda en el espacio el primer polígono de un movimiento fugado, así la meditación, tinta secreta y uña sutil percutiendo el tenso pergamino de la noche, acaba por invadir y desentrenar la materia opaca que rodea su hueco de sedientos bordes”. (Pág.201). Personificación: “los astivos inconexos resbalan en la precaria superficie de la conciencia”, (Pág.202). Núcleo resumidor: “Ve la popa, solamente la popa: ya no los trenes, ya no la avenida Río Branco, ya no la sombra del caballo de un campesino húngaro, ya no- y todo se ha agolpado en esa lágrima que le quema la mejilla”, (Pág.205).
    Hipérbaton: “Abriéndose paso en tanta pasividad se afinca en Persio la noción de un posible circo donde osos hormigueros, payasos y ánades dancen en cubierta bajo una carpa de estrellas”, (Pág.206), cuando debería ser: “La noción de un posible circo donde osos hormigueros, payasos y ánades dancen en cubierta bajo una carpa de estrellas, se afinca en Persio abriéndose paso en tanta pasividad”. La Enumeración: “Arrojarían mis enunciaciones con el mismo desconcierto que los induce a la proa, al interés, a lo explícito, al periodismo con sus muchos disfraces”, (Pág.223)
    Pregunta retórica: “¿Pero como explicar esto a mis camaradas pasajeros, a mi mismo, si a cada minuto me miro en un espejo de sorna y me invito a volver a la cabina donde me espera un vaso de agua fresca y la almohada, el inmenso campo blanco donde galoparán mis sueños?”, (Pág.226). La Antítesis: “metido en una bolsa sucia o simplemente desbarrancado de un caballo mañero”, (Pág.284). Poliptoton: “entra en sí misma como horriblemente se ahueca y entra en sí mismo un guante abandonado en una cama”, (Pág.283). Descripción subjetiva: “Furtivo, un poco temeroso pero excitado e incontenible, exactamente a medianoche y en la oscuridad de la popa se instala Persio pronto a velar. El hermoso cielo austral lo atrae por mementos, alza la calva cabeza y mira los racimos resplandecientes, pero también quiere Persio establecer y ahincar un contacto con la nave que lo lleva, y para eso ha esperado el sueño que iguala a los hombres, se ha impuesto la vigilia celosa que ha de comunicarlo con la sustancia fluida de la noche”, (Pág.90). Elusión: “El marinero barrigón golpeaba una correa con una maza de madera. La serpiente azul del ante brazo subía y bajaba rítmicamente […] La serpiente dio un último brinco, se oyó el golpe opaco de la maza en la correa […], y después bajó hasta quedar inmóvil al borde de la mesa”, (Pág.171).
    Encabalgamiento: “Che madame que parlás en francés
    y tirás ventolín a dos manos,” (Pág.42)
    Anáfora: “Ahora Persio una vez más va a pensar, va esgrimir el pensamiento como un gladío corto y seco […] Ahora Persio una vez más va a pensar, solo que contrariamente a la costumbre de todo desconcertado, no pensará en concertar lo que lo rodea […]sino que pensará un desconcierto todavía más grande, abrirá en cruz los brazos del pensar…”, (Pág.58). Enumeración, “Por primera vez dormirían los dos en una misma habitación después de haber convivido en miles de salas, salones, calles, cafés, trenes, autos, playas, y bosques”, (Pág.61).

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