“Todos los fuegos el fuego”
La mujer de un procónsul romano se enamora de un famoso gladiador: un simple cruzarse de miradas, pero que no pasa inadvertido al marido. Éste, herido y resentido, organiza un espectáculo en el que va a poner al gladiador en una situación de la que será muy difícil que salga vivo. Quiere que su mujer asista al espectáculo para humillarla; pero ella es fuerte y dueña de sus sentimientos, de forma que los controla y oculta.
Intercalado en este argumento se nos presentan las relaciones amorosas entre Roland y Jeanne, personajes de este siglo. Todo sucede en gran parte a través de una conversación telefónica que se ve interrumpida continuamente por interferencias de otra llamada de una conversación burocrática. Lo que comienza en una conversación telefónica en la que ella busca a Roland, termina en una entrevista nocturna en casa de Roland.
En el circo, cuando ya han matado al gladiador y comienza a salir el público, se declara un incendio en el que se supone que mueren el procónsul y su mujer; mientras que los de este siglo se despiertan porque sienten que se asfixian por un fuego en su habitación.
En esto coinciden los dos relatos, en el mismo final: los protagonistas mueren abrasados. Veinte siglos separan ambos argumentos, que Cortázar nos presenta juntos e intercalados, a veces hasta dentro del mismo párrafo, lo que hace pensar que el autor, al establecer este paralelismo, quiere sugerir la constancia de la conducta humana: infidelidades, venganzas, traiciones, odios, etc.
La mujer de un procónsul romano se enamora de un famoso gladiador: un simple cruzarse de miradas, pero que no pasa inadvertido al marido. Éste, herido y resentido, organiza un espectáculo en el que va a poner al gladiador en una situación de la que será muy difícil que salga vivo. Quiere que su mujer asista al espectáculo para humillarla; pero ella es fuerte y dueña de sus sentimientos, de forma que los controla y oculta.
Intercalado en este argumento se nos presentan las relaciones amorosas entre Roland y Jeanne, personajes de este siglo. Todo sucede en gran parte a través de una conversación telefónica que se ve interrumpida continuamente por interferencias de otra llamada de una conversación burocrática. Lo que comienza en una conversación telefónica en la que ella busca a Roland, termina en una entrevista nocturna en casa de Roland.
En el circo, cuando ya han matado al gladiador y comienza a salir el público, se declara un incendio en el que se supone que mueren el procónsul y su mujer; mientras que los de este siglo se despiertan porque sienten que se asfixian por un fuego en su habitación.
En esto coinciden los dos relatos, en el mismo final: los protagonistas mueren abrasados. Veinte siglos separan ambos argumentos, que Cortázar nos presenta juntos e intercalados, a veces hasta dentro del mismo párrafo, lo que hace pensar que el autor, al establecer este paralelismo, quiere sugerir la constancia de la conducta humana: infidelidades, venganzas, traiciones, odios, etc.