El Otoño del Patriarca-Garcia Marquez
Esta novela, es la primer obra de García Márquez que leo. Me atrapo por la manera particular que tiene para relatar, y describir los hechos. Me dejo una buena impresión del autor.
A mi, me resulto interesante que Patricio Aragonés, quien era usado como “doble” de Franco durante actos públicos, por su parecido físico, fuera confundido con el dictador y asesinado. El dictador, al encontrarlo muerto, lo vistió igual a como él solía vestir, lo llevó a la oficina presidencial y lo acostó en el suelo. Luego se ocultó en la casa presidencial, la casa repleta de cuadros a la que no todos podían entrar, en la que el vivía junto con sus vacas y gallinas, esperando la reacción del pueblo y de los leprosos, paralíticos y ciegos que frecuentaban su casa para recibir la sal de la salud, al creer que él había muerto.
A Franco lo sorprendió la reacción del pueblo que, en vez de estar de luto como el esperaba, celebraba su muerte. El pueblo, nunca enterado de que quién realmente había fallecido era Patricio Aragonés, al ver al dictador con vida, creyó que este había resucitado.
Franco, “…mas viejo que todos los hombres y todos los animales viejos de la tierra y el agua…”(Pág. 10) ; quién se vestía con un uniforme de lienzo sin insignias, unas polainas y una espuela de oro en el talón izquierdo, y tenía ojos tristes y labios pálidos; estuvo mucho tiempo en el poder, “nuestros propios padres sabían quien era el, porque se lo habían oído contar a los suyos…”(Pág. 12). Él se reía de si mismo y ”escribía las pocas cosas que recordaba para estar seguro de no olvidarlas…”( Pág. 147). Tenía letra florida y amaba a su madre tanto que “compartía la comida de su madre con el mismo plato con la misma cuchara a pesar del aire de dispensario de peste que se respiraba en el cuarto...” ( Pág. 151) . Era un hombre orgulloso, “…primero muerto que casado…”(Pág. 196), que no tenía educación escolar.
Bendición de Alvarado, la matriarca de la patria y madre del dictador, se dedicaba a pintar pájaros y a venderlos en el mercado. Era rica, pero no tenía noción de ello, ya que su hijo nunca le había contado que todas las ganancias adquiridas con los negocios del gobierno estaban puestas a su nombre. Bendición murió infectada por una peste, e inmediatamente, el dictador pidió su canonización, manifestando que su madre había realizado varios milagros. Pero ante la falta de pruebas, el vaticano decidió rechazar este pedido. Es por este hecho que Franco rompió su relación con el vaticano, y expulsó a todos los religiosos de la nación, a excepción de una novicia llamada Leticia Nazareno, de la cual se enamoró a primera vista. Ella fue obligada a permanecer en el país y, luego de un tiempo, se unieron en matrimonio y tuvieron un hijo, a quien llamaron Emanuel.
La novicia educó al dictador y a su hijo, les enseñó tanto a leer y a escribir, como a tener buenos modales. Es así como ella llegó a influir en las decisiones del gobierno, y a ganarse el odio del pueblo y del resto de los gobernantes. Por este motivo, “habian sido traidos de Escocia en remesas separadas de ochenta y dos perros de presa recien nacidos de los cuales habian muerto veintidós en el curso de la crianza y sesenta habian sido mal criados para matar por un maestro escoces que les inculcó un odio criminal[…]contra la propia persona de Leticia Nazareno y del niño…”(Pág. 227), los cuales terminaron con la vida de la esposa del dictador y de Emanuel.
Ya en su agonía Franco, ya no le quedaba nada y dejaba el pais repleto de deudas, solo como nunca, se escribía en las paredes de los baños “viva el macho” para darse aliento. Una fría noche, muriéndose de dolor, se fue a dormir con una ropa poco usual para alguien como él. Pero al rato despertó, al oír una voz que lo llamaba, no por su nombre, sino por “Nicanor”. Fue ahí cuando la vio, parada junto a él, con su túnica de harapos de fique de penitente, a la tenebrosa muerte. Sosteniendo el garabato de palo con su mano, y dejando a la vista su cráneo sembrado de retoños de algas sepulcrales y flores de tierra en la fisura de los huesos, y sus ojos arcaicos y atónitos en las cuencas descarnadas, repetía una y otra vez el mismo nombre: Nicanor. Y recién, al ver el cuerpo entero de la cruel señora, el dictador pudo comprender que Nicanor era el nombre con que la muerte llamaba a todos a la hora de morir. Entonces le suplicó: -“no, muerte, ahora no, debe ser durante el sueño en la penumbra de la oficina, como había sido anunciado por los lebrillos…”. A lo que la ella respondió: -” no, debe ser ahora, descalzo y con la ropa de menesteroso que llevas puesta, aunque quienes te encuentren dirán que fue en el suelo de la oficina, con el traje de lienzo sin insignias y la espuela de oro en el talón izquierdo, para no contrariar los augurios de sus pitonisas…”
Esta novela, es la primer obra de García Márquez que leo. Me atrapo por la manera particular que tiene para relatar, y describir los hechos. Me dejo una buena impresión del autor.
A mi, me resulto interesante que Patricio Aragonés, quien era usado como “doble” de Franco durante actos públicos, por su parecido físico, fuera confundido con el dictador y asesinado. El dictador, al encontrarlo muerto, lo vistió igual a como él solía vestir, lo llevó a la oficina presidencial y lo acostó en el suelo. Luego se ocultó en la casa presidencial, la casa repleta de cuadros a la que no todos podían entrar, en la que el vivía junto con sus vacas y gallinas, esperando la reacción del pueblo y de los leprosos, paralíticos y ciegos que frecuentaban su casa para recibir la sal de la salud, al creer que él había muerto.
A Franco lo sorprendió la reacción del pueblo que, en vez de estar de luto como el esperaba, celebraba su muerte. El pueblo, nunca enterado de que quién realmente había fallecido era Patricio Aragonés, al ver al dictador con vida, creyó que este había resucitado.
Franco, “…mas viejo que todos los hombres y todos los animales viejos de la tierra y el agua…”(Pág. 10) ; quién se vestía con un uniforme de lienzo sin insignias, unas polainas y una espuela de oro en el talón izquierdo, y tenía ojos tristes y labios pálidos; estuvo mucho tiempo en el poder, “nuestros propios padres sabían quien era el, porque se lo habían oído contar a los suyos…”(Pág. 12). Él se reía de si mismo y ”escribía las pocas cosas que recordaba para estar seguro de no olvidarlas…”( Pág. 147). Tenía letra florida y amaba a su madre tanto que “compartía la comida de su madre con el mismo plato con la misma cuchara a pesar del aire de dispensario de peste que se respiraba en el cuarto...” ( Pág. 151) . Era un hombre orgulloso, “…primero muerto que casado…”(Pág. 196), que no tenía educación escolar.
Bendición de Alvarado, la matriarca de la patria y madre del dictador, se dedicaba a pintar pájaros y a venderlos en el mercado. Era rica, pero no tenía noción de ello, ya que su hijo nunca le había contado que todas las ganancias adquiridas con los negocios del gobierno estaban puestas a su nombre. Bendición murió infectada por una peste, e inmediatamente, el dictador pidió su canonización, manifestando que su madre había realizado varios milagros. Pero ante la falta de pruebas, el vaticano decidió rechazar este pedido. Es por este hecho que Franco rompió su relación con el vaticano, y expulsó a todos los religiosos de la nación, a excepción de una novicia llamada Leticia Nazareno, de la cual se enamoró a primera vista. Ella fue obligada a permanecer en el país y, luego de un tiempo, se unieron en matrimonio y tuvieron un hijo, a quien llamaron Emanuel.
La novicia educó al dictador y a su hijo, les enseñó tanto a leer y a escribir, como a tener buenos modales. Es así como ella llegó a influir en las decisiones del gobierno, y a ganarse el odio del pueblo y del resto de los gobernantes. Por este motivo, “habian sido traidos de Escocia en remesas separadas de ochenta y dos perros de presa recien nacidos de los cuales habian muerto veintidós en el curso de la crianza y sesenta habian sido mal criados para matar por un maestro escoces que les inculcó un odio criminal[…]contra la propia persona de Leticia Nazareno y del niño…”(Pág. 227), los cuales terminaron con la vida de la esposa del dictador y de Emanuel.
Ya en su agonía Franco, ya no le quedaba nada y dejaba el pais repleto de deudas, solo como nunca, se escribía en las paredes de los baños “viva el macho” para darse aliento. Una fría noche, muriéndose de dolor, se fue a dormir con una ropa poco usual para alguien como él. Pero al rato despertó, al oír una voz que lo llamaba, no por su nombre, sino por “Nicanor”. Fue ahí cuando la vio, parada junto a él, con su túnica de harapos de fique de penitente, a la tenebrosa muerte. Sosteniendo el garabato de palo con su mano, y dejando a la vista su cráneo sembrado de retoños de algas sepulcrales y flores de tierra en la fisura de los huesos, y sus ojos arcaicos y atónitos en las cuencas descarnadas, repetía una y otra vez el mismo nombre: Nicanor. Y recién, al ver el cuerpo entero de la cruel señora, el dictador pudo comprender que Nicanor era el nombre con que la muerte llamaba a todos a la hora de morir. Entonces le suplicó: -“no, muerte, ahora no, debe ser durante el sueño en la penumbra de la oficina, como había sido anunciado por los lebrillos…”. A lo que la ella respondió: -” no, debe ser ahora, descalzo y con la ropa de menesteroso que llevas puesta, aunque quienes te encuentren dirán que fue en el suelo de la oficina, con el traje de lienzo sin insignias y la espuela de oro en el talón izquierdo, para no contrariar los augurios de sus pitonisas…”