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    El Otoño del Patriarca - Florencia Peralta Las Nieves 2° GEA

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    Peralta Florencia Las Nie


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    Post  Peralta Florencia Las Nie Tue May 25, 2010 9:40 am

    El Otoño del Patriarca

    El general se encontraba en el poder desde que el anterior presidente había matado a su familia incluyéndose a él mismo. El general que ahora ocupaba el poder era un hombre al cual “(…) le gustaba sentarse en las tardes de diciembre no tanto por el placer de jugar al dominó con aquella cáfila de mampolones sino para disfrutar de la dicha mezquina(…)” (Pág. 25), “(…)sabía desde la guerra que pensando en voz alta se le espantaba el miedo de las cargas de dinamita que sacudían la casa(…)” (Pág. 41), era un hombre muy sangriento “(…)los hizo colgar de una viga horizontal como loros atados de pies y manos y con la cabeza hacia abajo durante muchas horas, pero no lo consiguió, hizo que echaran a uno en el foso del patio y los otros lo vieron descuartizado y devorado por los caimanes(…)”(Pág. 44), sus pies eran “(…)enormes, cuadrados y planos con uñas rocallosas y torcidas(…)” (Pág. 56), era una persona ambiciosa “(…)su apetito desmesurado de poder(…)” (Pág. 56), era invulnerable al tiempo(…)” (Pág. 117), “(…)él oía cada vez menos(…)” (Pág. 145), “(…)tenía tres actas de nacimiento(…)” (Pág. 169), era zurdo “(…)la única caligrafía de mano izquierda(…)” (Pág. 225). Siempre se dijo que él moriría “(…) en el suelo de la oficina con el uniforme de lienzo sin insignias y la espuela de oro en el talón izquierdo (…)” (Pág. 297), pero cuando los investigadores entraron a la casa para ver qué había pasado con el general, se dieron cuenta que él había muerto en su dormitorio, descalzo y con la ropa de menesteroso que llevaba puesta. La Muerte lo sorprendió allí, pero él le comentó que no era el momento ni el lugar donde debía morir, y ella le dijo que no se preocupe que los investigadores dijeron que lo habían encontrado en la oficina para no contradecir los augurios de sus pitonisas. La Muerte estaba “(…)vestida con una túnica de harapos de fique de penitente, con el garabato de palo en la mano y el cráneo sembrado de retoños de algas sepulcrales y flores de tierra en la fisura de los huesos y los ojos arcaicos y atónitos en las cuencas descarnadas(…)” (Pág. 296).
    En un momento de su vida, el general tuvo una familia formada por Leticia Nazareno “(…)mi única y legítima esposa que le había enseñado a leer y escribir en la plenitud de la vejez(…)” (Pág. 147), “(…)era pequeña y maciza, robusta, de nalgas opulentas, de tetas grandes y ciegas, de manos torpes, de sexo abrupto, de cabellos cortados con tijera de podar, de dientes separados y firmes como hachas, de nariz escasa, de pies planos(…)” (Pág. 180), era “(…) una novicia mediocre(…)” (Pág. 180), “(…)lo único que le quedaba de su antigua condición de novicia era su mal gusto pueril y el vicio de pedir sin necesidad(…)” (Pág. 205), y por Emanuel “(…)era un varón frágil y tímido que había de llevar sin honor el nombre de Emanuel(…)” (Pág. 200), “(…)lo nombraron General de División con Jurisdicción y mandos efectivos(…)” (Pág. 200), era “(…)mi único y legítimo hijo(…)” (Pág. 200), era “un niño serio, raro, sabía tenerse en público desde los seis años sosteniendo en la mano la copa de jugo de frutas(…)” (Pág. 201). Ellos habían sido muy felices juntos, pero un miércoles, Leticia y Emanuel fueron descuartizados y comidos por perros en el mercado.
    Desde ese día en adelante, el general se dedicó a cuidar y disfrutar de su madre, Bendición Alvarado. Ella era “(…) su madre(…)” (Pág. 47), “(…)tenía el oficio de pajarera(…)” (Pág. 47), “(…)era una de las mujeres más ricas de la Tierra(…)” (Pág. 73), “(…)era dueña de tierras desmedidas y ganados sin cuento sino también de los tranvías locales, y del correo y del telégrafo y de las aguas de la nación(…)” (Pág. 73). Pero luego, comenzó a cubrirsele la espalda de úlceras humeantes donde había larvas de gusanos. Los médicos más entendidos en flagelos asiáticos dictaminaron que su enfermedad era producto de algún maleficio de indios y que sólo podía ser curada por quien la hubiera enfermado. Debido a esta enfermedad “(…) Bendición Alvarado había muerto en aquella madrugada del lunes veintitrés de febrero (…)” (Pág. 153).
    El general sufrió varios intentos de asesinato, la primera vez que lo quisieron matar fue cuando asesinaron a Patricio Aragonés, pero se decía que en realidad lo habían querido matar a él y que por su parecido mataron a Patricio Aragonés. Él era un hombre que “(…) había sobrevivido impasible a seis atentados, había adquirido la costumbre de arrastrar los pies aplanados a golpe de mazo, le zumbaban los oídos, había aprendido a quitarse y a ponerse la espuela de oro como si se le enredaran las correas(…)” (Pág. 17 y 18), “(…)los hijos de Patricio Aragonés nacían sietemesinos” (Pág. 20), “(…)era hombre esencial del poder, el más amado y quizá también el más temido(…)”. La segunda vez que lo quisieron matar fue cuando una persona haciéndose pasar por leproso, lo sorprendió al general y cuando éste le dijo que si lo quería matar que se animara, el falso leproso vaciló y en se momento el general lo mató. Así fue como salvó su vida.
    Toda esta novela ocurrió en Venezuela durante la Guerra Federal (entre los años 1859 y 1869), “(…) y me enrolé agonizando de calenturas en el tumultote la guerra federal (…)” (Pág. 223).
    Esta novela cuenta como la vida de los patriarcas es horrible debido a que van perdiendo a sus seres queridos por decisiones que ellos toman. En el caso de este general, él pierde a Emanuel y a Leticia Nazareno en un atentado, y a su madre Bendición Alvarado por un maleficio. Además, este relato cuenta como sus “amigos” lo traicionan, por ejemplo Rodrigo de Aguilar. Por este motivo yo creo que esta novela se llama “El Otoño del Patriarca” dado que en le otoño las hojas de los árboles caen y en la vida de los patriarcas son sus familiares y amigos los que poco a poco van cayendo.

    Florencia Peralta
    25/05/2010



    Editorial Sudamericana
    Edición Debolsillo, 2005.

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