Foro de Literatura

Would you like to react to this message? Create an account in a few clicks or log in to continue.

    Querido nadie, Angeles y diablos, Lástima que estaba muerto. IMAM

    avatar
    CameGimenez


    Posts : 1
    Join date : 18/05/2010

    Querido nadie, Angeles y diablos, Lástima que estaba muerto. IMAM Empty Querido nadie, Angeles y diablos, Lástima que estaba muerto. IMAM

    Post  CameGimenez Thu May 20, 2010 11:35 pm

    Angeles y diablos
    Hechos sobrenaturales expresados en cuentos y poesías, sucesos extraños que unen a cada personaje de estas historias. En ‘Se habla en el sur del cielo’ un grupo de miembros del ejército mas poderoso del mundo pasaban por las calles de Nazaret, y asomándose a la ventana de una casa, Iulio, Máximo, Marcelo y el que comandaba el grupo, quien es también el que narra esta historia, vieron una luz intensa, con forma de hombre alado, que hablaba en una lengua que no lograban comprender.
    ‘Debe haber sido gracioso vernos, a nosotros, miembros del ejército mas poderoso del mundo espiando como niños el interior de aquella vivienda’. –Págs. 13-14–
    Nunca se imaginaron que este ser extraño, iba a traerle tantos problemas como, por ejemplo, con Levina, una prostituta romana a la que visitaban con frecuencia, que si bien ella cuidó de él, le disgustaba el hecho de que no le hayan dicho que era un ser sobrenatural. Pero más tarde los soldados, curiosos, algo asustados, y sin entender demasiado, decidieron dejar libre al hombre alado, luego de escuchar a un profeta revolucionario, Isacar, que, mas allá de que los haya engañado al inventar cosas que supuestamente decía éste, ellos estaban dispuestos a olvidar todo, aunque sabían muy bien que ya no se sentían los mismos soldados valientes y corajudos que eran antes de vivir estos acontecimientos. Y claro, ¿cómo logra una persona volver a vivir su vida como antes, luego de presenciar algo totalmente ilógico? Así le sucedió al protagonista de ’En el borde del barranco’ a quien se le cruzó por el camino una mujer que, por mas raro que parezca, estaba muerta. Resulta que ella lo paró en la ruta, apareciendo de golpe, pidiendo ayuda. Tranquila, serena y sin muecas de dolor, a pesar de que estaba muerta, le señaló el camino a este conductor, que lo dirigió a un monte donde divisó un automóvil rojo, entre la maleza. Adentro del vehiculo había un bebe de meses llorando. Este valiente hombre sacó al pequeño y fue a prestar ayuda a quien estaba al volante. Era esa mujer, la misma que pidió ayuda. ‘Luego volvió por el conductor. Era la mujer que lo había detenido en la ruta. Empujó su cuerpo suavemente hacia el respaldo. En el peso comprendió que estaba muerta. Una muerta serena, sin muecas de dolor ni miedo. Sólo en los suaves labios morados se alargaba un suspiro de cansancio, por que su instinto de hembra la había forzado a trabajar más allá de las jornadas humanas’. –Págs. 32-14–
    Esta historia, a mi parecer, explica de alguna manera, que los hechos sobrenaturales pueden aparecer en distintas formas, “disfrazados” por decir de una manera. Como en ‘El disfraz del Diablo’ que, como bien dice el título, el narrador, el “navegante”, alguien muy curioso e intuitivo, ve en persona al mismísimo Diablo, pero él estaba en una fiesta de disfraces, y tranquilamente podría haber sido cualquier persona, ya que había muchos disfrazados de diablos. En ese baile, el último de la semana, premiarían al mejor disfraz. El padre del narrador era un miembro del jurado, y observaba atentamente. En ese carnaval se encuentra con su amiga Cecilia, con quien pasa el resto de la noche en el salón. Luego ve, entre la gente, a lo que parecía ser un hombre con el mejor atuendo de Diablo negro. Sin dudas, se merecía el premio, pero él era el único que podía verlo, y escucharlo. ‘Es el mejor disfraz del baile y va a ganar el premio. Miro a mi padre pero él y los jurados que lo acompañan atienden a otros participantes.
    Quiero saber que le parecen a Cecilia los disfraces.
    -Me gusta el diablo- dice ella y señala uno rojo […]
    Alguien me ha preguntado cuándo voy a morir [...]
    -¿Cuándo vas a morir?- me preguntan de nuevo. Busco alrededor. No hay nadie cerca.’ –Págs. 39-40–
    Como era lógico imaginar, el narrador empieza a preguntarse a si mismo quien estaba diciéndole algo así, y cuándo sería el día de su muerte.
    ‘-Papá, ¿quién sacó el premio?
    -El diablo azul.
    -¿Y el negro? Era el mejor.
    -¿qué negro? […]
    -No había ninguno.
    Insisto pero es inútil. No lo han visto.
    -A la mierda- digo en voz baja. […] Nadie lo vio por que sólo fue visible para mí. O yo estuve en otra parte. Era el mejor, por que era auténtico.’ –Pág. 42–
    La muerte existe inevitablemente, y puede sentirse. En “La sobrevida” el narrador siente ver la misma muerte en su amigo de la secundaria, Lito, Ángel Gambari, de estatura y facciones regulares, buen jugador de fútbol, y agresivo. Este amigo estaba vinculado a la J.P. desde chico, y frecuentaba al grupo de amigos del narrador. Integraba Montoneros. La última vez que lo vió, fue en Constitución, alrededor de los setenta.
    La historia en sí, cuenta como estaba la ciudad en ese tiempo, luego del golpe, como era la situación por la que estaban pasando, y lo que sentían todos. ‘Durante el setenta y seis, después del golpe, todos aguardábamos la muerte como un fenómeno obvio a nuestros diecinueve años. La ciudad estaba en ruinas. […]. Éramos como muñecos de cuerda; cuando terminaban con nosotros, nos volvíamos a poner en marcha entre las sirenas y los fogonazos de los disparos, hasta la próxima detención.’ –Pág. 48–
    Supieron de otros conocidos asesinados. Era así como vivían en ese momento. A Lito ya lo daban por muerto, aunque el narrador se rehusaba a pensar de esa manera. Se decía que habían muerto sus hermanos mayores, y él no podía no imaginar su madre, la madre de estos tres hombres desaparecidos, muertos.
    El suceso extraño, sobrenatural de esta historia es que el narrador, viajando en colectivo, luego de pasar por la casa de su amigo de la secundaria, en el mismo colectivo vió a un hombre, lo observó y antes de dirigir la mirada a su rostro supo que era Lito, quien estaba muerto. Pero él estaba tan seguro de verlo, de que era real, que estaba allí, sintió que estaba vivo, que ya no era un día de septiembre insignificante, no, era importante, al fin la buena noticia de ver a alguien vivo. Lástima que en realidad estaba muerto.
    ‘Se desocupó un lugar a mi lado y un muchacho me preguntó si me sentaba. Turbado aún le dije que no; tomó asiento enseguida, casi con violencia. Me sorprendió su decisión y lo miré [...]. Antes de verle la cara supe que era Lito […]. He tratado de adivinar las razones que me llevaron a no descubrirme, a no abrazarlo. Después de tantos años de aguardar que alguien me dijera que estaba vivo, habría sido sencillo en ese momento obtener la prueba irrefutable que creía necesitar. […]Llamé a dos antiguos compañeros de colegio para n soportar la historia solo. […] El otro me escuchó con paciencia, después me dijo que no era posible porque el gobierno había devuelto finalmente su cadáver y él mismo había estado en el entierro. ’ – Págs. 52-53 –
    En un momento así, se siente, quizás, una fuerte impotencia, esa sensación de “qué injusto lo que está pasando”. Como en “Taxi”, narrado en tercera persona, que si bien es un cuento en el que no hay muertos, existe en parte esa injusticia y ese miedo que siente el muchacho, que con esperar el colectivo, cuatro policías, vinieron en un patrullero, y comenzaron a aterrorizarlo, a observarlo minuciosamente, quien sabe por qué. Ya sin esperar al colectivo, el muchacho se subió a un taxi, sabiendo que los policías seguirían asustándolo, “gozándolo”. El conductor del taxi entendía lo que le estaba pasando, al parecer, eso que hicieron los policías lo hacían con cualquiera cada noche.
    –Hace rato, cuando pasé por enfrente, los vi estacionados, gozándote – dijo el chofer.
    Después se rió.
    –Siempre hacen lo mismo, todas las noches; lo mismo –agregó moviendo la cabeza. – Pág. 60 –
    Pero a pesar del miedo que sentía en ese momento, se sintió bien al “burlar” a los policías, como en “Efectos especiales” que la narradora, María, se siente bien, al dejar sus obligaciones, el estudio, a un lado, y salir a bailar con Mónica y Javier, dos amigos de ella. Pero lo extraño de esa noche, fue que, cuando llegó a su apartamento, con algunos vasos de whisky de más, y con “Bitru”, un chico con el que bailó y coqueteó toda la noche, empezó a sentirse rara.
    Estuvieron juntos, hasta que al día siguiente, ella se despierta y lo poco que recuerda es al tipo desnudo y un olor que era insoportable. Luego lo vio, arrojándose al vació desde el balcón, desde el quinto piso, escuchando un aleteo repugnante. En ese momento recordó lo que Mónica le había dicho. –En una de ésas lo pisé sin querer y mi zapato resbaló sobre su pie como una superficie lustrosa y vertical. Sonamos, me dije, qué papelón, le rompí el talón de la bota. Me hice la pelotuda y seguí bailando como si nada, pero en eso la veo a Mónica que me estaba mirando con los ojos así redondos y me hacía señas para que nos encontráramos en el baño […]. Entramos al baño y me dice “tu amigo tiene vasos o pezuñas en lugar de pies”. “estás mal”. “te lo juro.” […] “Te juro, María, que no te miento” […] “Mónica delira”, pensé. –Pág. 68 –
    A veces es mejor escuchar lo que nos dicen. En “no subió nadie” Angelina, una chica de campo, hija de un boxeador, Salvador Cachay, se involucra con cuerpos de muertos, en este caso, dos hombres le llevan la cabeza de Celestino Morán, un hombre al que mataron de un balazo en la nuca. Éste se le apareció, preguntándole que quería, dispuesto a escucharla atentamente, y ella le pide que Salvador, su padre, ganara la pelea del día siguiente, en Rosario.
    –Eso que tienes allí es mío –dijo. Angelina bajó la mirada.
    –Me llamo Celestino Morán. Me mataron hace muchos años, cuando las huelgas de algodón. ¿Qué querés de mi, Angelina? –preguntó.
    –Quiero que me ayude.
    – ¿Qué haciendo?
    –Que Salvador Cachay gane la pelea mañana en rosario.
    –Te voy a ayudar –dijo Celestino- . Guardame para que descanse. –Pág. 84/85 –
    Como ya había prometido Celestino, se apareció en el ring, en una esquina. Por supuesto que Salvador ganó, fue el único que vio ese día a este hombre, que sin saberlo, vino para ayudarlo.

    Querido nadie
    ‘Querido nadie’ es una novela, narrada por Helen, una chica joven, adolescente, pequeña y bonita, que ve como su vida se divide en dos, debido a un embarazo no deseado con Christopher, o como ella prefería llamar: Chris, el segundo narrador, su novio. Ella desea estudiar en el Real Colegio de Música de Manchester. Él, licenciarse en Newcastle.
    Un día en la casa de él, por alguna razón, por que el momento los llevó a eso, hicieron el amor, y por falta de precauciones, ella termina embarazada. Todo transcurre en Sheffield, en unos diez u once meses. ‘Mi propia casa, en una calle cercana al centro de la ciudad […] los alrededores de Sheffield’ –Pág. 7- Ella le escribe cartas a Nadie, el bebé que casi abandona, al que casi aborta, Amy.
    Ambos sienten miedo ante esta situación. No saben como explicarles a sus padres, se arrepienten de no haber tenido cuidado.
    Atravesaron un largo camino, desconocido por ellos. Él sintió ganas de saber de su madre, a quien lo veía desde que él tenía diez años y su hermano Guy seis, y empieza a escribirle. Joan, su madre, que ahora esta en pareja con Don, un escalador, le cuenta que es una fotógrafa profesional, le habla de su trabajo, y dice que quiere verlo, y va con Helen.
    Durante el embarazo, Helen no recibe el apoyo moral de su madre Alice, quien estaba totalmente en desacuerdo con lo que habían hecho, y quería que de al niño en adopción, o que lo aborte, además ya no quería volver a ver a Chris con su hija, lo que les trajo más problemas de los que ya tenían. Su padre, Ted Garton, quien se refugiaba siempre en la melodía de su piano cada vez que ocurría algo, en cambio, no le demostraba demasiado su desacuerdo y su disgusto tanto como Alice. Su hermano menor, Robbie luego de saber de su embarazo, intentaba ayudarla en todo lo que sea necesario. Pero ella con quien se sentía mas cómoda era con su Abuelo, a quien sentía como su mejor amigo, además fue él quien le ofreció su hogar para que ella pueda vivir con su bebé.
    Chris y Helen fueron muy ayudados y apoyados por Ruthlyn, la mejor amiga de Helen, dejaba que se vean en casa de ella, para poder estar solos, tranquilos y para que puedan hablar de todo lo que les estaba pasando.
    En cuanto al padre de Chris, Alan, se sorprendió al saber que la novia de su hijo estaba embarazada, pero no se opuso ni nada.
    En la vida de él también estaba Jill, su “tía”, quien lo apoyaba en todo, a él y a Helen, como aquella vez que se callo de un caballo, al intentar hacer desaparecer a su “Nadie”. –Deja que descanse un rato. Se ha llevado un buen susto. Uno de los caballos se ha desbocado con ella.
    -¿Está bien?
    -Ahora si. […] Tengo que decírtelo: ha podido matarse. […] El problema es por qué ha querido hacerlo. –Pág. 67 –
    En un momento de la trama, ella decide ahorrarle los problemas a su novio, y decide, lego de terminar los exámenes, romper con él. Algo que destroza por dentro a Chris, y decide aceptar la propuesta del viaje a Francia, de su mejor amigo Tom. Luego de volver de esa experiencia, faltaba poco para que su bebé naciera, así que cuando llegó el momento, Helen le pidió a su hermano que llevara una caja llena de cartas, esas que estaban dirigidas a Querido Nadie, era su forma de decirle que su hija estaba naciendo, así que fue, la conoció y luego comenzó a escribirle, para que cuando crezca lea su historia, y la historia de sus padres: Helen & Christopher.
    Yo creo que esta historia transmite los sentimientos, miedos, dudas y anhelos de una adolescente que tiene que saltear el proceso de crecimiento, a crecer de golpe, y ser adulta, por que ya su mundo no gira en torno a ella, sino que hay una vida de la cuál hacerse cargo, alimentar, cuidar, y amar.

    Lastima que estaba muerto.
    Esta novela contada por un narrador anónimo y por Damián Ballardo, quien es el protagonista de esta, transcurre en Recoleta. Un adolescente, nacido en al época del golpe militar y de los desaparecidos, empieza a dudar sobre su nacimiento y sus padres Ana y Manuel Ballardo evaden el tema provocando que Damián suponga que es adoptado.
    Por eso emprende una búsqueda de información familiar, que inevitablemente lo llevó a un misterio en el cual está involucrado su padre y su abuelo Pedro Ballardo, el científico.
    Este misterio se trataba de que P. Ballardo había sido acusado de robar la fórmula de la vacuna contra la gripe virósica, en al que el mismo había estado trabajando durante 10 años, esa fórmula que supuestamente había hecho Muiño, otro científico de la época. También supo que Manuel, su padre había estado preso, justo el día de su nacimiento y necesitaba saber el porqué. Pero con la ayuda de Francisco Rovint, el padre de Camila, su novia, supo el nombre del abogado que defendió a su abuelo en el juicio: Miguel Torrento, que ahora se encontraba muerto. Pero éste tenía un hijo, Ernesto, quien no supo la clase de estafador que era su padre, hasta que Francisco se lo demostró. Damián había tenido muchos problemas con Camila, una chica nueva, de pelo oscuro y largo, su novia, protectora y dulce, y con en colegio, en cuanto a notas y a faltas, ya que debido a la investigación que estaba realizando, necesitaba faltar muchas veces, cosa que a Camila no le agradaba demasiado. “Cuatro días después de la muerte de la abuela recordé lo que Camila había dicho sobre el abogado.
    -Mañana no vengo- Le dije por lo bajo en clase de inglés.
    -¿Le pasó algo a tu mamá?
    -No, falto otra vez.
    -No, Damián, ya tenés muchas faltas. Además ¿para qué vas a ratearte?
    -Voy a la biblioteca para averiguar el nombre del abogado. Te prometo que es la última vez”
    Además de la gran ayuda que le brindaba Francisco, Damián buscaba y encontraba información por si mismo. Encontró, por ejemplo, un cuaderno de anotaciones en las que su abuelo anotaba cosas sobre la vida de Manuel y de su esposa, y también halló cartas que Manuel se mandaba con Ana. Pero como necesitaba más información y quería saciar las ganas de tener un trabajo que tenía, Damián cambió su apellido por Gómez y entró a la empresa en la cual trabajaba Ernesto Torrente. Pero empezó a sentir miedo de ser descubierto.
    Pensar que nunca se imaginó que esa mañana, caminando por el cementerio con su abuela, ahora fallecida, iba a empezar un largo trayecto de dudas y certezas, investigaciones y hasta un nuevo amor (Camila) a la corta edad de 15 años.
    Damián no era adoptado, como supuso en un principio, descubrió que lo del juicio había sido sólo un error, y ahora sabía bien que su padre, no robó ni mató o siquiera cometió un delito. Esta novela tiene un gran final.

    Giménez Camila, 2do CBU A, Instituto María Ana Mogas

      Current date/time is Fri Apr 26, 2024 9:34 am