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    Noticias de un secuestro Garcia Marquez- 2 Adm

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    augustopalermo


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    Join date : 21/08/2010

    Noticias de un secuestro Garcia Marquez- 2 Adm Empty Noticias de un secuestro Garcia Marquez- 2 Adm

    Post  augustopalermo Sat Aug 21, 2010 12:33 am

    En esta novela hay muchos temas importantes pero elegi los secuestros y los asesinatos de los extraditables.

    El taxi y el Mercedes siguieron al automóvil de maruja, siempre a la mínima distancia (Página 10). A menos

    de dos cuadras de donde vivía maruja el taxi rebasó el automóvil y el mercedes estaciono detrás, tres

    hombres bajaron y fueron hacia el Renault muy armados, otros tres hombres bajaron del otro auto (Página 11). 2 hombres abrieron la puerta de Maruja y otros dos la de Beatriz. El quinto le disparo al chofer en la

    cabeza, lo tiró al piso y le disparó tres veces más. Ellos buscaron a Maruja y la llevaron al mercedes y a Beatriz

    al taxi. (Página 12 y 13). Un hombre por radio teléfono dijo que ya habían llegado. A Maruja le cubrieron la

    cabeza con una chaqueta y la hicieron salir agachada. Cuando la descubrieron estaba en un cuartito como de

    dos por tres con un colchón y un bombillo rojo (Página 15). Beatriz llegó de la misma forma que Maruja (Página 17). A ella iban a liberarla pero quiso quedarse con su amiga (Página 18). La noticia había sido dada por lo tanto las trasladaron a un lugar muy similar al otro. Allí encontraron a Marina Montoya desaparecida hace dos meses a quien se daba por muerta (Página 20 y 21).El primero en enterarse del secuestro fue Pedro Guerrero (esposo de Beatriz). Luego por una llamada telefónica se enteró de lo sucedido Alberto Villamizar (esposo de Maruja) quien estaba a dos cuadras de allí (Página 23 y 24). Alberto le pidió a Andrés que se quedara en casa.

    El primer secuestro de esta racha sin precedente fue el 30 de agosto con el de Diana Turbay directora del noticiero TV Criptón y de la revista Hoy x Hoy de Bogotá e hija de Julio Cesar Turbay un ex presidente de la republica y jefe del partido liberal, junto con ella fueron secuestrados cuatro miembros de su equipo: Azucena Liévanos (editora del noticiero), el redactor Juan Vitta. Los camarógrafos Richard Becerros y Orlando Acevedo y el periodista Hero Buss (Página 35 y 36).

    El primer día llegaron a Honda. Allí los esperaron otros hombres con un autos más confortables, prosiguieron por un camino invisible y peligros, en un momento Diana y Azucena cabalgando, su equipo a pie, a la tarde desmontaron en una finca desierta donde un joven se identifico como de ELN (Página 37). En unas dos horas llegaron a Copacabana a una casita. Un enmascarado les anuncio que el cura Pérez los esperaba. Pero por seguridad irían primero las mujeres (Página 38).

    Marina ya había cerrado pero reconoció a dos de los tres hombres que habían almorzado hay varias veces desde la semana anterior, sorprendían por su amabilidad y humor. Pero esa noche fueron muy distintos apenas abrió la puerta la inmovilizaron. Trato de aferrarse y uno de los asaltantes le dio un rodillazo en la columna vertebral que le cortó el aliento. Se la llevaron sin sentido en un mercedes ciento noventa azul(Página 40).

    Cuatro horas después del secuestro de Marina un jeep y un Renault 18 bloquearon el automóvil del jefe de redacción de El Tiempo, Francisco Santos, en una calle alterna del barrio de las Ferias, al occidente de Bogotá, su auto estaba blindado, pero uno de ellos llevaba un mazo para romper cristales, uno de los secuestradores lo inmovilizo con una pistola en la frente y lo hizo salir con la cabeza a gacha (Página 42).
    Luego este mismo lo llevo del brazo con lentes ciegos, los hizo subir a un segundo piso, doblaron a la izquierda, caminaron unos cinco pasos y entraron en un sitio helado le sacaron los lentes y estaba en un dormitorio sombrío con ventanas clausuradas un colchón con sabanas que parecían demasiado usadas, una mesa con un radio y un televisor(Página 43).

    A Maruja le molestaba la indolencia de Beatriz y la sumisión de Marina, se negaba a comer y beber otra cosa que no soportaba era la brutalidad de los encapuchados (Página 57). Cada vez que tocia roncaba los guardias le daban un talonazo en la cabeza.
    Dos días después de que Pedro Guerrero soltó una andada de desafíos contra los secuestradores un jefe bien vestido en sentido contrario de sus modales rupestres se dirigió a Maruja y sin consideración le dijo: supe que anoche molesto mucho, que hace ruido y tose. Ella con mucha calma le dijo que no se daba cuenta de sus ronquidos y tose por el frio. Luego el la amenazo de muerte si volvía a roncar o toser. También se dirigió a Beatriz diciéndole que sabía donde vivían su marido y sus hijos. Maruja dijo que si querían llegar a un acuerdo debían hablar con su marido.

    El domingo reapareció distinto. Llevo el diario con declaraciones de Alberto Villamizar para lograr un acuerdo con los secuestradores (Página 59).
    El jefe estaba complaciente, les pidió a los rehenes que hagan una lista de cosas básica, muchas de ellas llegaron el mismo día y algunos libros en cuatro meses (Página 60).

    Las condiciones de Francisco Santos no eran tan severas como las de Maruja y Beatriz. Los guardianes de Maruja y Pacho actuaban por separado y sin comunicación entre ellos. Pero aun en eso había diferencias incomprensibles. Los de Pacho eran más complacientes y menos cuidadosos de su identidad (Página 62). Las condiciones de Diana y su equipo eran muy diferentes, planteaban problemas de logística, reinaba un ambiente de improvisación que mantenía a todos en estado de alarma, durante el cautiverio fueron
    trasladados no menos de veinte veces casi siempre a pie por pendientes escarpadas y chapaleando en el fango bajo aguaceros interminables y otras en ordinarios taxis eludiendo retenes y patrullas callejeras(Páginas 64 y 65).

    Cuando oyeron por radio un pedido del Papa Juan Pablo segundo para la liberación de los rehenes fueron trasladados en tres grupos distintos. Richard y Orlando fueron trasladados a un dormitorio que mas bien parecía un calabozo de dos por dos con un baño sucio y vigilados por cuatro guardias. Diana y Azucena fueron llevadas a una casa grande y confortable. (Páginas 68 y 69).

    Juan Vitta sucumbió a la depresión, renuncio a comer, durmió mas, perdió el norte y opto por morirse una vez que millones en un día. Estaba pálido, se le dormía un brazo, le costaba respirar e ilusionaba a sus parientes muertos que los veía en carne y hueso. Hero Buss armo un escándalo por esto. El medico que llevaron fue el doctor Conrado Prisco Lopera. Lo único que le receto fue que lea mucho.
    El malestar de Diana se agravo (Páginas 77 y 78).

    Gaviria y Giraldo se pusieron de acuerdo en no recibir ningún emisario directo de los extraditables durante los procesos ni negociar con ellos.
    El decreto de estado de sitio dos mil cuarenta y siete: Quienes se entregaran y confesaran delitos podían obtener beneficios como la no extraditacion, quienes además colaboren con la justicia tendrán una rebaja de hasta una tercera parte y hasta una sexta parte por la delatación. Esto fue aprobado el cinco de septiembre de
    mil novecientos noventa (Página 86).

    Un mes después del secuestro de Maruja y Beatriz se había sacado el absurdo régimen de cautiverio, ya no pedían permiso. Los guardianes hablaban mucho entre ellos sin más precauciones que los susurros (Página 115).

    Maruja no se guardaba nada que pudiera amargarla. Se desahogaba con los guardias y a veces con Marina. Y cada tanto sin sentido alguno hacia comentarios desmoralizadores (Página 116).

    Uno de los pocos alivios de esa época fue el regreso del jefe enmascarado, volvió alegre y optimista con la noticia de que podían ser liberadas el nueve de diciembre. Una semana después volvió y les dijo que no serian liberadas para esa fecha, sino que el secuestro daba para largo (Página 118).

    Se enteraron por televisión que era el cumpleaños de Maruja, la felicitaron con grandes manifestaciones de afecto, le cantaron el feliz cumpleaños, comieron, bebieron y dejaron a maruja con sus sentimientos cruzados.

    El 26 de noviembre Vitta seria liberado por su estado de salud, el creyó que sería asesinado, al mediodía lo soltaron en una esquina de Medellín y a Hero Buss lo trasladaron a un buen barrio (Página 121).

    El once de diciembre liberaron a Hero Buss (Página 123). El trece de diciembre seria el día que liberarían a Diana y Azucena pero solo obtuvo la libertad Azucena. (Página 124).

    Richard y Orlando se enteraron por televisión de las liberaciones, el diecisiete de diciembre un jefe que resulto ser don Pacho, encargado de Diana les dijo que se pongan decentes que se irían.

    Maruja y Beatriz creyeron que ese año nuevo acabarían derrumbándose, pero Marina dio un paso más en su entusiasmo, hizo que se pusieran las tres camisas de dormir para que les fuera bien todo el año, luego propuso maquillarse pero Maruja no quiso, le pidió a Beatriz que la ayudara a arreglarse. Beatriz no podía soportar el nudo en la garganta, Maruja el paso nostálgico y avergonzado con admiración por Marina que estaba feliz,
    rejuvenecida y hacia hasta bromas con los guardias (Páginas 128 y 129).

    Después de peles entre Maruja y Beatriz las amenazaron con ponerlas en cuartos separados (Página 132).

    Por petición el doce de enero hicieron venir un medico para Beatriz, su diagnóstico fue de estrés y principio de desnutrición, le recetó un sedante para la ulcera gástrica y a las tres les ordenó caminar una hora diaria (Página 133).

    Uno de los guardianes interrumpió en el cuarto de Pacho y le dijo que iban a matar rehenes, una represaría por la muerte de Priscos. Matarían primero a Marina, luego cada tres días en su orden: Richard, Beatriz, Maruja y Diana. El último será usted, le dijo (Página 138).

    Marina paso el fin de semana postrada en la cama por un viejo dolor en la columna vertebral. En la tarde del 22 las visito el doctor, converso en secreto con los guardias, al final se sento a hablar con ella, debió ser algo serio. Marina se quedo deprimida en la cama, lloraba, trataban de animarla y ella se los agradecía. El veintitrés llego el monje, le dijo a Marina que recoja sus cosas, que la llevarían a otra finca. Ella dijo, quien sabe capaz me liberen, Maruja y Beatriz para no bajarle el animo le dijeron que si. Se despidieron con un beso y un abrazo de ella. Entendieron que les habían sacado la radio y la televisión para no conoces el final de la noche (Páginas 142, 143, 144 y 145).

    El cadáver de Marina fue encontrado en un terreno baldío al norte de Bogotá.
    El cuerpo técnico ya había encontrado cinco juegos de huellas digitales (Página 147).

    Diana ya no estaba sola. Después de la liberación de Azucena y Orlando pidió reunirse con Richard y fue complacida. Hablaban hasta el agotamiento, escuchaban la radio hasta el amanecer, tomaron la costumbre de vivir de noche y dormir de día (Página 162).

    A la mañana del 25 estaban en el cuarto de Diana cuando oyeron ruidos de helicópteros, la policía estaba apunto de allanar la casa, uno de los guardia se asomo a la puerta y grito ¡nos cayo la ley!, Los guardianes los obligaron a correr hacia la montaña, empezaron a escalar, a la primera ráfaga Richard se tiro al suelo, al instante Diana cayo a su lado boca abajo. Le reviso la espalda y tenia agujero recibido de un balazo por el tiroteo (Páginas 163 y 164).

    La información era todavía confusa, pero se había comprobado la muerte de Diana (Página 166).

    El tercer día dijeron que soltarían sólo un rehén. Que podía ser Beatriz, porque a Francisco Santos y a Maruja los tenían reservados para destinos más altos. Por fin el día siete llegaron más temprano y dijeron que saldría Beatriz (Página 188).

    A las siete dos jefes llegaron y le dijeron: venimos por usted, alístese. Ella tenía miedo porque era lo mismo que le habían dicho a Marina (Página 189)
    Cuando Beatriz se fue la puerta se cerró y Maruja permaneció inmóvil, sin saber que hacer. Damaris dos horas después le conto que Beatriz había llegado bien (Página 192)

    Abrieron la puerta, era el doctor, estaban apurados, saludo a los mayordomos, le pusieron la capucha para que no viera y ses subieron al auto. Le dijeron que se baje, se quito la benda y conocio la verdad de ser libre. Eran las 7 y habian pasado 193 de la noche del secuestro. espero a Alberto, cuando,se dieron un abrazo intenzo , largo y mudo que puso fin a tanta lucha y esfuerzo (Página 303 y 304).

    Augusto Palermo
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