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    Las Intermitencias de la Muerte- Giuliana Rodriguez 2ºMerc. IMAM

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    giuliana_rodriguez


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    Post  giuliana_rodriguez Sat Aug 07, 2010 7:17 pm

    Las Intermitencias de la Muerte


    Las intermitencias de la muerte es una novela narrada en primera y tercera persona; donde faltan algunos signos de puntuación(a gusto del autor).La historia se desarrolla en un país cuyo nombre no es mencionado, allí se produce algo nunca visto: La muerte deja de realizar su trabajo; esto comienza unas horas antes de año nuevo.
    La novela de Saramago comienza narrando la llegada de un fenómeno anormal, que causó en los espíritus, una perturbación enorme. La desesperación de la gente, y un futuro lleno de vejez “[...] sin que se produjera un fallecimiento por enfermedad, una caída mortal, un suicidio conducido hasta el final...Ni siquiera uno de esos accidentes de automóvil tan frecuentes en ocasiones festivas, cuando la alegre irresponsabilidad o el exceso de alcohol se desafían mutuamente en las carreteras para decidir quién va a llegar a la muerte en primer lugar... [...]” (Pág.13).
    Cada capítulo presenta diferentes casos de como la muerte suspende su trabajo y como personifica un papel distinto para poder lograr su objetivo, por ejemplo “[...]Un caso sobre todo interesante...es el de la ancianísima y veneranda reina madre...Y después, como si el tiempo se hubiera parado, no sucedió nada. La reina madre no mejoró ni empeoró, se quedo como suspendida, balanceándose el frágil cuerpo entre la vida y la muerte[...]”(Pág. 14 y 15); otro episodio fue el de la reportera: “[...]Más suerte tuvo aquella joven reportera de televisión a quien un transeúnte, alternando la mirada entre ella y la cámara, contó un suceso vivido en persona y que era copia exacta del ya citado episodio de la reina madre, Estaba soñando la medianoche, dijo, cuando mi abuelo, que parecía a punto de expirar, abrió los ojos de repente antes de que sonase la última campanada del reloj de la torre, como si se hubiese arrepentido del paso que iba a dar, y no murió...empujó al hombre hasta dentro de la unidad móvil...y a continuación ordenó regresar al estudio de televisión, donde se estaba preparando un debate entre tres especialistas en fenómenos paranormales...convocados a toda prisa para analizar y dar su opinión sobre...la huelga de la muerte. La confiada periodista...se equivocó y...tuvo que soportar a su jefe. Lo que provoco la creación de un movimiento de ciudadanos [...]” (Pág, 16 y 17).
    El jefe de gobierno ratificó que no se habían registrado ninguna muerte en todo el país desde el inicio del año nuevo; lo extraño fue que era el único país en el que la gente no moría, porque las plantas y animales seguían muriendo. Luego, el primer ministro, sus integrantes y el jefe de gobierno estuvieron pensando cómo seguir manejando el país con esta nueva crisis.
    También estaba el caso de la familia de campesinos que se encontraban cerca de la frontera, cruzaron con el abuelo y el nieto, ya que ellos “[...] no morían, no estaban vivos, el médico rural que los visitaba una vez por semana decía que ya nada podía hacer por ellos ni contra ellos, ni siquiera inyectarles uno y a otro, una buena droga letal, de esas que no hacen mucho tiempo hubieran sido la solución radical para cualquier problema [...]” (Pág.45). Cruzaron la frontera con una mula, un carromato, donde estaba el abuelo y al niño en brazos de su madre “[...]No estaban muy lejos de la frontera, pero lo malo era que la carretera no los llevaba hasta ella, en cierto punto tendrían que dejarla y continuar por atajos por los que el carromato apenas cabría, eso sin hablar de que el último tramo debería hacerlo a pie, abriéndose entre los matorrales, cargando con el abuelo dios sabe cómo...Tardaron casi dos horas en llegar al punto donde tendrían que dejar el carromato, ahí fue cuando se le ocurrió al yerno llevar al abuelo sobre la mula...Las sos mujeres lloraban,Ay mi querido padre,Ay mi querido padre, y con las lágrimas se les iba la poca fuerza que todavía les quedaba...En algún lugar, adelante, se encontraba la frontera, esa línea que sólo en los mapas es visible. Cómo sabremos cuándo hemos llegado, preguntó la mujer, Padre lo sabrá...Continuaron andando, cien metros, diez pasos , y de repente el hombre dijo, Llegamos, Se acabó, Sí...Este sitio me parece bueno, dijo por fin el hombre, el árbol nos servirá de señal cuando vengamos a traerles unas flores. La madre del niño dejo caer la pala y la azada y , suavemente , puso al hijo en el suelo....los cuerpos descansarían sobre la pura tierra, sólo con las ropas que traían puestas.[...]”(Págs. 49,50,51 y 52).Un vecino había mirado todo lo sucedido desde el momento de salida de la casa, hasta que regresaron, miro con lujo de detalles todo lo que llevaban: la pala, la mula, la carromato, el niño recubierto en una manta en los brazos de la madre, etc. Sin remedios el yerno le tuvo que contar todo; el vecino creería que los habían matado pero, no era así, porque al cruzar la frontera la muerte seguía trabajando. Inmediatamente, este caso llego a la policía y a los medios de comunicación. “[...] No fueron condenados ni juzgados [...]” (Pág.57). Cuarenta y ocho horas después, “[...] Otras carromatos y mulas condujeron otros cuerpos inermes, falsas ambulancias dieron vueltas y vueltas por veredas abandonadas hasta llegar al donde deberían descargarlos [...]” (Pág.57).Para quienes cruzaban la frontera, la muerte no se tomaba descanso, siempre y cuando su destino estuviera marcado.
    “[...] el jefe de gobierno condenó la inhumana acción, apeló al respeto por la vida y anunció que las fuerzas armadas tomarían de inmediato posiciones a lo largo de la frontera para impedir el paso de cualquier ciudadano en estado de disminución física terminal [...]” (Pág.58). “[...]Durante dos semanas el plan funcionó más o menos a la perfección, pero, a partir de ahí, unos cuantos vigilantes comenzaron a quejarse de que estaban recibiendo amenazas por teléfono, conminándolos, si querían vivir una vida tranquila, a hacer vista gorda al tráfico clandestino de pacientes terminales, e incluso a cerrar los ojos por completo si no querían aumentar con sus propios cuerpos la cantidad de personas de cuya observación habían sido encargados...fueron avisados mediante llamadas anónimas...Ante la gravedad de la situación, el ministro del interior decidió mostrarle su poder al desconocido enemigo[...]”(Pág.59).El enemigo era “[...]un grupo de personas amantes del orden y de la disciplina, gente de gran competencia en su especialidad, que detesta la confusión y cumple siempre lo que promete, gente honesta, en definitiva...Hay quien nos llama MAPHIA [...]”(Pág.60). Ambos buscaron una solución. La Maphia se proponía pasar al otro lado de la frontera al paciente y, una vez que hubiera muerto, volver y enterrarlo al lugar de origen. También se encargó de llevar a los distintos pacientes al otro lado para que murieran, y las personas debían pagar por esto.
    La Iglesia decía que la suspensión temporal de la muerte no era una novedad, “[...]...basta recordar los infinitos milagros que dios había permitido que se hicieran en los últimos veinte siglos [...]” (Pág.91)
    Un día, el director general de televisión encontró una carta color violeta sobre su escriterio.Esta no tenía ninguna dirección ni quien la envía; y era raro que la carta no la haya dejado nadie porque era un despacho cuya puerta se cerraba con llave. Apenas la vio comenzó a leerla “[...] Sostenía con las dos manos una hoja de papel del mismo color del sobre, y las dos manos temblaban. [...]” (Pág.106) La secretaria entró al despacho como si siempre, y él la echó gritando. Ella pensó que era por algo que estaba en la carta. El director releyó la carta varias veces, luego se disculpo con la secretaria y le pidió una explicación de por qué estaba la carta ahí, si nadie podía pasar a su despacho. Ella le dijo que no lo sabía. Entonces el director le pidió que le comunicará con el primer ministro; quien le dijo que venga urgentemente, porque se encontraba ocupado. “[...] El director general colgó el teléfono, metió la carta en el sobre, se la guardó en uno de los bolsillos interiores de la chaqueta y se levantó. Las manos ya no le temblaban, pero la frente la tenía bañana en sudor [...]” (Pág.109 y 110). Al llegar, le entregó la carta. El primer ministro asombrado por lo leído, dijo que todo el país debía enterarse de esto antes de las doce pm. Esta noticia la trasmitió el director general de televisión a la nueva y media: La muerte regresaría a las doce. Algunos personas consideraron que ese era el momento para comenzar a despedirse y otros festejan el hecho “[...] A la veintitrés horas y cincuenta minutos el presidente tuvo un infarto de miocardio. Murió con la última campanada de la medianoche [...]” (Pág.128); y algunos se sentían mal por haber llevado a sus parientes al otro lado para que se murieran. “[...] sesenta y dos mil quinientos ochenta, descansaron en paz por obra de un instante único [...]” (Pág.129)
    “[...]La muerte ataca a medianoche, Nadie escapa de su destino...Regreso a la normalidad...Todos los periódicos, sin excepción, publicaban en primera página el manuscrito de la muerte, pero uno, para hacer más fácil la lectura, reprodujo el texto en un recuadro con letra de cuerpos catorce, corrigió la puntuación y la sintaxis,...puso las mayúsculas donde faltaban, sin olvidar la firma final, que pasó de muerte a Muerte[...]”(Págs.133 y 134).Esa misma tarde, la muerte le mando una carta al director del diario para la rectificación de su nombre.
    Mientras, La Muerte mandaba sobres violetas a las personas indicándoles que les quedaban ocho días, antes de su muerte. “[...] los sobres del color violeta siguieron llegando a la casa de sus destinatarios. Era evidente que la muerte no se apeaba de su compromiso con la humanidad. [...]” (Pág.156). Un día, uno de esos sobre volvió al escondite de la muerte; no entendía como alguien tenía más poder que ella. La volvió a enviar tres veces, pero regreso nuevamente. Entonces decidió ir a visitar, a escondidas, a este violonchelista de unos 50 años. (Él tenía un perro)
    Luego de un tiempo, La muerte se convierte en mujer “[...] la muerte estaba muy guapa y era joven, tendría treinta y seis o siete años [...]” (Pág.219).Fue a la cuidad a ver al Violonchelista, a su concierto/obra musical. Se alojó en un hotel, en el que estaría hasta el lunes. Al día siguiente, fue a ver la obra, a la cual recibió muchas miradas, de varios hombres incluyendo al Violonchelista. Al terminar la obra, la muerte lo esperaba y tuvieron una conversación, después compartieron el taxi y cada uno se dirigió a su casa. El Violonchelista no pudo dormir esa noche, por culpa de la muerte; a la una de la madrugada ella lo llamó para decirle que tenía una carta que entregarle.
    El sábado, él tenía otra obra, a la que la muerte asistiría, pero no fue así.
    El Domingo, como de costumbre, él llevo a su perro a pasear. Encontró una mujer sentada en un banco de la plaza, se acercó y vio que era “la muerte”, que le dijo que se iba ese día, entonces se despidieron.
    “[...] Eran las once cuando sonó el timbre de la puerta. Algún vecino con problemas, pensó el Violonchelista, y se levantó para abrir. Buenas noches, dijo la mujer del palco, pisando el umbral, Buenas noches, respondió el músico, esforzándose por dominar el pasmo que le contraía la glotis, No me pide que entre, Claro que sí, por favor. Se apartó para dejarla pasar [...]” (Pág.249).Conversaron un rato, y la mujer le pidió que la compensará por haber falta el sábado al concierto. Cuando él terminó, le pregunto si quería un taxi para ir a su casa, pero ella le dijo que no.”[...] y le ofreció la boca. Entraron en el dormitorio, se desnudaron, y lo que estaba escrito que sucedería sucedió por fin. Él se durmió, ella no. Entonces ella, la muerte, se levantó, abrió el bolso que había dejado en la sala y sacó la carta color violeta...Fue a la cocina, encendió una cerilla, la que hacía arder la carta de la muerte, esa que sólo la muerte podía destruir. No quedaron cenizas. La muerte volvió a la cama, se abrazó al hombre, y, sin comprender lo que le estaba sucediendo, ella que nunca dormía, sintió que le sueño le bajaba suavemente los párpados [...]” (Págs.250 y 251)
    La Novela cuenta con varios recursos de estilo, como varias Personificación “[...] La muerte decidió ir a la cuidad. Se quitó la sábana, que era toda la ropa que llevaba encima...(Pág. 174)...la muerte se dejó caer sobre las rodillas...(Pág. 182)...la muerte es nuevamente un esqueleto envuelto en una mortaja(Pág. 188)...La muerte duda(Pág.207)...la muerte estaba muy guapa y era joven(Pág.219)[...]” ; Elusión “[...]le da vueltas para ver si en él encuentra alguna de las anotaciones que los carteros suelen escribir en casos semejantes[...]”(Pág.162);Sinestesia “[...]la alegría se desmanda, aun cuando no se deba disculpar, perdonar siempre se puede(Pág.139);Antítesis “[...]La duda de que dios tendría autoridad sobre la muerte, por el contrario, la muerte sería superior jerárquico de dios[...]”(Pág.146);Metonimia “ [...]cómo podría haber fallecido si la carta que lo tenía que matar volvió atrás[...]”(Pág.162); Leiv-Motiv “[...]Al día siguiente no murió nadie[...]”(Pág.13 y 251).; Poliptoton “[...]palabras como vida y vivir, como vivo y viviré[...]”(Pág.189); Heterostiquio “[...]los virtuosos y los maphiosos, los verdugos y las víctimas, los policías y los ladrones[...]”(Pág.91); y muchas Metáforas “[...]se hubiera inscripto en el registro civil bajo un nombre falso(Pág.155)...con peine fino, como si de un piojo esquivo y hábil en sortear obstáculos se tratara, y no habiéndola visto ni olido (Pág. 161)...una puerta que la muerte podría atravesarla y todo lo demás que detrás hubiera...(Pág. 178)...La muerte avanza, cruza el umbral, pero se detiene, indecisa, al sentir la presencia de dos seres vivos en el dormitorio(Pág. 179)...las manos son dos libros abiertos(Pág. 207)[...]”

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