El monstruo del arroyo
Reseña.
El monstruo del arroyo. Este es el tema central de la novela. Muchas
veces la gente llega a extremos muy lejanos con solo un pequeño rumor, así como en esta historia donde por ejemplo se llega a usar este “monstruo” como excusa hasta para situaciones políticas.Aunque el monstruo era tan inocente como un niño, seguramente por eso será que dos chicos revelarán este secreto.
La historia está narrada por el mismo “monstruo” el cuál no lo es. Se lo solía llamar monstruo porque se veían movimientos en una posada abandonada, La Margarita donde todas las tardes se veía un bulto cargar leña adentro de la posada. Ese era el supuesto monstruo.
La Margarita esta ubicada en un pueblo de provincia, Los Tepuales. Cierta noche, un paisano vio una luz dentro de la posada y quiso descubrir que había. Al rato entró a todo galope con su caballo gritando
-¡Un monstruo!, ¡Un monstruo!-. Desde aquella noche la vida de los muy supersticiosos tepualenses cambió drásticamente.
A continuación se detallan los personajes de la novela.
PEDRO BASABILVASO: Era un chico de once años que creció con la idea de que el monstruo era real y siempre que se acostaba pensaba que algún día reuniría el valor suficiente como para revelar el secreto. Vivía con su tía CATA, quien lo crío desde chico. A veces se sentía un poco raro –como el monstruo- se decía a si mismo (Cap. 4, Pag. 23). Otras veces se sentía solo –como el monstruo- se repetía (Cap. 4, Pag. 24).
MARILÍ: una chica también de once años, quien se muda a Los Tepuales desde Buenos Aires, era la mejor amiga de Pedro desde que le tocó sentarse con el en el colegio. Los dos iban a sexto grado, ahí se conocieron. En Buenos Aires los monstruos no existen en otro lado q no sean las películas o la televisión… pero eso no fue impedimento para que Marilí comenzará a creer en el habitante de La Margarita. Es ella la única quien confiaba en el monstruo y quien lo defendió a toda costa hasta el momento en donde se lo descubre realmente en el estacionamiento de la Municipalidad.
RAÚL Y MARTA: Eran los padres de Marilí, una pareja de médicos que vinieron desde Buenos Aires a hacerse cargo del dispensario del pueblo. Raúl no creía, de hecho nunca creyó en el fantástico habitante de Los Tepuales. Marta tampoco pero se limitaba a quejarse en la Intendencia. Raúl llego a ir a la posada para develar el secreto del monstruo pero no tuvo éxito… no encontró a nadie y al regreso le robaron.
EL MONSTRUO: Habitaba la posada de La Margarita, donde dormía sobre un colchón de cueros y paja. Todas las tardes de invierno salía a recoger leña del bosque cercano…(Cap.2 Pág. 15) Quién sabe como aprendió a usarlas. Nadie en Los Tepuales sabía exactamente como era su aspect
ADOLFO Y JOSÉ: Eran los dos cirujas del pueblo. En esos tiempos nació la costumbre de dejarle “ofrendas” al monstruo (Cap. 3 Pág. 19). Las ofrendas eran cosas tales como paquetes de comida, velas encendidas, agua, alguna gallina… pero el monstruo ni siquiera las notaba. Adolfo y José supieron aprovechar la situación y estuvieron mejor alimentados que nunca. Los dos cirujas eran los encargados de difundir en el pueblo las más espeluznantes noticias acerca del monstruo. Decían que era maligno, hasta que los había perseguido. José llegó a describirlo. En síntesis cuanto mas horrible lo hicieran parecer mas ofrendas recibirían José y su compañero Adolfo.
EL INTENDENTE: En ese momento estaba a cargo en Los Tepuales pero le tenía muy poco afecto al trabajo y muy buen amigo de los negocios al igual que su grupo de colaboradores. Se le ocurrió convertir al monstruo en la excusa para cualquier problema del pueblo, por ejemplo cuando llegaba el invierno y el gas comenzaba a escasear el Intendente declaraba que se había visto al monstruo merodear entre las nuevas instalaciones de gas. Los impuestos aumentaban, el gas seguía escaso y como por arte de magia el astuto Intendente cambiaba su auto o remodelaba su oficina.
Llegando al final de esta reseña… ¿El monstruo es o no es un monstruo?
Esta es la pregunta que seguramente el lector se plantea a medida que avanza en la novela. La verdad es la siguiente:
Veinte años antes secuestraron a un matrimonio y a su pequeño hijo.
Los raptores sufrieron un accidente automovilístico y no se supo anda mas de ellos al igual que del matrimonio. El niño quedó abandonado en las ruinas de La Margarita. El chico crecio en aquella cabaña asustado, herido y mudo ya que todavía no habia aprendido a hablar y defendiendose de los peligros como un animal salvaje. Al estar mas grande, cubierto con trapos y cueros era muy fácil confundirlo con un monstruo.
De no haber sido por Marilí todavía seguiría igual. Poco después de aquel encuentro en el estacionamiento en la Municipalidad se presento en Los Tepuales una de las abuelas del “monstruo”.
De esta manera recupero a su familia con la cual aprendió a hablar, leer, escribir y pudo estudiar para así contar esta historia ya que el narrador no es nadie mas que el mismísimo Monstruo Del Arroyo.
Para Recordar: LOS MONSTRUOS VERDADERAMENTE EXISTEN, AUNQUE NO SEAN TAL CUALES LOS IMAGINAMOS…
Reseña.
El monstruo del arroyo. Este es el tema central de la novela. Muchas
veces la gente llega a extremos muy lejanos con solo un pequeño rumor, así como en esta historia donde por ejemplo se llega a usar este “monstruo” como excusa hasta para situaciones políticas.Aunque el monstruo era tan inocente como un niño, seguramente por eso será que dos chicos revelarán este secreto.
La historia está narrada por el mismo “monstruo” el cuál no lo es. Se lo solía llamar monstruo porque se veían movimientos en una posada abandonada, La Margarita donde todas las tardes se veía un bulto cargar leña adentro de la posada. Ese era el supuesto monstruo.
La Margarita esta ubicada en un pueblo de provincia, Los Tepuales. Cierta noche, un paisano vio una luz dentro de la posada y quiso descubrir que había. Al rato entró a todo galope con su caballo gritando
-¡Un monstruo!, ¡Un monstruo!-. Desde aquella noche la vida de los muy supersticiosos tepualenses cambió drásticamente.
A continuación se detallan los personajes de la novela.
PEDRO BASABILVASO: Era un chico de once años que creció con la idea de que el monstruo era real y siempre que se acostaba pensaba que algún día reuniría el valor suficiente como para revelar el secreto. Vivía con su tía CATA, quien lo crío desde chico. A veces se sentía un poco raro –como el monstruo- se decía a si mismo (Cap. 4, Pag. 23). Otras veces se sentía solo –como el monstruo- se repetía (Cap. 4, Pag. 24).
MARILÍ: una chica también de once años, quien se muda a Los Tepuales desde Buenos Aires, era la mejor amiga de Pedro desde que le tocó sentarse con el en el colegio. Los dos iban a sexto grado, ahí se conocieron. En Buenos Aires los monstruos no existen en otro lado q no sean las películas o la televisión… pero eso no fue impedimento para que Marilí comenzará a creer en el habitante de La Margarita. Es ella la única quien confiaba en el monstruo y quien lo defendió a toda costa hasta el momento en donde se lo descubre realmente en el estacionamiento de la Municipalidad.
RAÚL Y MARTA: Eran los padres de Marilí, una pareja de médicos que vinieron desde Buenos Aires a hacerse cargo del dispensario del pueblo. Raúl no creía, de hecho nunca creyó en el fantástico habitante de Los Tepuales. Marta tampoco pero se limitaba a quejarse en la Intendencia. Raúl llego a ir a la posada para develar el secreto del monstruo pero no tuvo éxito… no encontró a nadie y al regreso le robaron.
EL MONSTRUO: Habitaba la posada de La Margarita, donde dormía sobre un colchón de cueros y paja. Todas las tardes de invierno salía a recoger leña del bosque cercano…(Cap.2 Pág. 15) Quién sabe como aprendió a usarlas. Nadie en Los Tepuales sabía exactamente como era su aspect
ADOLFO Y JOSÉ: Eran los dos cirujas del pueblo. En esos tiempos nació la costumbre de dejarle “ofrendas” al monstruo (Cap. 3 Pág. 19). Las ofrendas eran cosas tales como paquetes de comida, velas encendidas, agua, alguna gallina… pero el monstruo ni siquiera las notaba. Adolfo y José supieron aprovechar la situación y estuvieron mejor alimentados que nunca. Los dos cirujas eran los encargados de difundir en el pueblo las más espeluznantes noticias acerca del monstruo. Decían que era maligno, hasta que los había perseguido. José llegó a describirlo. En síntesis cuanto mas horrible lo hicieran parecer mas ofrendas recibirían José y su compañero Adolfo.
EL INTENDENTE: En ese momento estaba a cargo en Los Tepuales pero le tenía muy poco afecto al trabajo y muy buen amigo de los negocios al igual que su grupo de colaboradores. Se le ocurrió convertir al monstruo en la excusa para cualquier problema del pueblo, por ejemplo cuando llegaba el invierno y el gas comenzaba a escasear el Intendente declaraba que se había visto al monstruo merodear entre las nuevas instalaciones de gas. Los impuestos aumentaban, el gas seguía escaso y como por arte de magia el astuto Intendente cambiaba su auto o remodelaba su oficina.
Llegando al final de esta reseña… ¿El monstruo es o no es un monstruo?
Esta es la pregunta que seguramente el lector se plantea a medida que avanza en la novela. La verdad es la siguiente:
Veinte años antes secuestraron a un matrimonio y a su pequeño hijo.
Los raptores sufrieron un accidente automovilístico y no se supo anda mas de ellos al igual que del matrimonio. El niño quedó abandonado en las ruinas de La Margarita. El chico crecio en aquella cabaña asustado, herido y mudo ya que todavía no habia aprendido a hablar y defendiendose de los peligros como un animal salvaje. Al estar mas grande, cubierto con trapos y cueros era muy fácil confundirlo con un monstruo.
De no haber sido por Marilí todavía seguiría igual. Poco después de aquel encuentro en el estacionamiento en la Municipalidad se presento en Los Tepuales una de las abuelas del “monstruo”.
De esta manera recupero a su familia con la cual aprendió a hablar, leer, escribir y pudo estudiar para así contar esta historia ya que el narrador no es nadie mas que el mismísimo Monstruo Del Arroyo.
Para Recordar: LOS MONSTRUOS VERDADERAMENTE EXISTEN, AUNQUE NO SEAN TAL CUALES LOS IMAGINAMOS…