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    Los vecinos mueren en las novelas.

    lucccila
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    Post  lucccila Sat May 22, 2010 6:20 am

    Los vecinos mueren en las novelas :

    Apenas se habían terminado de mudar John Bland y su esposa Anne a Chipping Campdeng, el padre de Anne la llama diciendo que deberá pasar la noche junto a el ya que se siente muy mal de salud. No era la primera vez que pasaba, pero John estaba empezándose a cansar, sentía que su esposa no tenia derecho sobre si misma (‘‘¿Qué derechos tenía sobre Anne si aún los mantenía su padre ?'' Pág. 7). Se encendió un cigarrillo y se tranquilizó, pensó en llamar a Dan pero recordó que trabajaba los viernes y no podría atenderlo hasta la noche. Se dio cuenta que era una linda tarde (‘‘Entonces vio, a través de la ventana abierta, que después de todo, era una espléndida tarde de otoño '' Pág. 8 ). Supo como pasaría la tarde ya que solía visitar a los vecinos al mudarse (‘‘Cada vez que se mudaba de casa, John Bland tenía la costumbre de presentarse a sus vecinos. ‘‘Pág. 6). Su única vecina al parecer, era una anciana que vivía en una casa antigua (‘‘El ambiente era cálido, elegante, y un tanto abigarrado de muebles y adornos. Y de libros. Parecían dispersos por todas partes; no sólo en la importante biblioteca que se levantaba hasta el techo, al final de la sala. Sin embargo le pareció agradable. Salvo por el ese olor a telas añosas que percibía desde que entró, y la hilera de fotografías sobre la repisa de la chimenea, en cuyo centro de destacaba con un horrible marco dorado, la reina. ‘‘ Pág. 11). La anciana se presentó, su nombre era Emma Greendwold (‘‘He aquí una abuelita inglesa. Fea y aburrida, como corresponde a una fiel súbdita de la reina. ‘‘ Pág. 12, 13). Le ofreció una taza de té con scons.
    La abuela empezó a hablar de sí misma hasta que le pregunto a que se dedicaba John, él le contó que era escritor de novelas policiales, ella se sorprendió y le comentó que ella es una aficionada de las novelas policiales ('' Soy bastante aficionada a esos relatos'' Pág. 13). Le preguntó si había publicado alguna obra, pero él le contesto que no habían tenido éxito. Y si tenía ya en mente su próxima novela, pero la respuesta fue no. Entusiasmada, Emma le sugirió contarle una anécdota sobre un crimen si él estaba interesado, ya que no siempre se tenía como vecino a un escritor de novelas policiales. A Robert le interesó y quiso escucharla ( '' - No, por favor, señora Greenwold, quisiera escucharla''. Pág. 14)
    Todo empezó cuando la señora Greenwold iba a tomarse el nocturno a Edimburgo, el tren salía de King's Cross. Entró lo mas rápido al tren, y se dirigió a un compartimiento donde las cortinas estaban cerradas, supuso que estaría vacío, pero al entrar, una voz dijo: - ''Por favor, no abra las cortinas. ‘‘ . Pero la verdad que estaba todo muy oscuro así que volvió a preguntarle si podía encender otra lámpara. Y asintió con su cabeza. Era una joven (‘‘Tenía un rostro común, más bien ancho, y extremadamente pálido. No era fea, aunque me resultaba algo vulgar. ‘‘Pág. 16 '' Su respiración era muy fuerte. Pensé que podía estar enferma'' Pág. 17). Y le pregunto ¿Viaja usted sola? pero con un tono de interés. La señora Greenwold no viajaba con el fin de relacionarse con desconocidos. Aparte esa mujer era extraña, capaz le sucedía algo. Le empezó a incomodar, y decidió irse, pero la muchacha le dijo, - '' No por favor, no se vaya ‘‘. Eso empezó a inquietar a la señora Greenwold, así que le pregunto si estaba bien. Ella decía que si, nada mas que no quería viajar sola. Golpearon la puerta y se paralizo, era el guarda (''Un hombre mayor, bastante alto, que apenas entro la mitad de su cuerpo y nos pidió los pasajes'' Pág. 18). A todo esto, volví a preguntarle si estaba bien. Y se largo a llorar, la señora Greendwold trato de consolarla y la abrazo como a un niño. La joven le dijo - '' Un hombre quiere matarme, no sé si ha subido al tren’’. Las puertas se cerraron, el viaje había comenzado.
    La señora Greendwold no podía creer lo que estaba escuchando, pensaron en llamar al guarda, pero cualquier cosa que dijeran, no servicia de nada. La joven empezó a contarle lo que había sucedido, -''algo había visto en la casa de los vecinos, porque era mucama y estaba dándole los últimos retoques, y al revisar las ventanas, veo en la ventana de enfrente, un hombre haciendo movimientos raros hasta que se detuvo y quedo exhausto, hasta que se percato que lo estaba mirando y se quedo duro, me seguía con la vista, y cerré las cortinas y me fui rápidamente, intente llamar a la policía, pero ¿Cuál sería mi argumento? . Así que empaqué mis cosas, me tome un taxi y llegué a la estación, pero lo ví, ahí en el andén, con un impermeable y un sombrero.''
    La señora Greenwold y la muchacha empezaron a hacerse preguntas sobre como podían solucionar eso, la joven le dio unas características de como era el hombre, y la Sra. iría a buscarlo por el tren, con el pensamiento de que a ella '' no la conocía '', la muchacha se encerraría en el toilet y la Señora le avisaría con tres golpes cuando es ella y puede salir.
    Recorrió todo el tren en busca de el hombre y no, no hubo caso, solamente se cruzo con un ex combatiente de la guerra que tenia el rostro todo deformado debido a las secuelas de la guerra. Volvió al toilet, y la muchacha le agradeció, pensaron que sería bueno dormir ya que el hombre no estaba allí. Lo mas extraño es que al llegar a Edimburgo, la Señora fue al baño a maquillarse y demás mientras la joven dormía, y al volver las cortinas estaban cerradas, una expresión de peligro se adueño de su cuerpo y su mente le dijo que no debía abrir la puerta, debía salir de ese tren.
    La señora Greenwold le contaba a John que prefirió vivir toda su vida con esa duda antes de saber el destino de esa joven, si en verdad estaba muerta o seguía dormida. Y le pregunto si le gustaría escribir esa novela.
    John, completamente orgulloso le dijo que su relato era un tanto inverosímil, infantil. Pero por dentro frustrado pensando que lo que le decía una anciana era fantástico (‘‘Pero lo peor de todo, lo que de repente lo abrumaba y sentía que no podía perdonarle a esa vieja, era que tal vez tuviese razón. Aquellas escenas del tren eran formidables. Nunca había escuchado un relato tan vívido, tan plagado de intrigas y posibilidades. ¿Se le ocurrirían a él cosas así alguna vez? '' Pág. 51). La anciana tenía la razón sin duda, pero John se hacía el desinteresado.
    Se iba haciendo cada vez mas tarde, pero lo único que surgió de la boca de John fue: -'' Tal vez ese viaje haya sido toda una experiencia para usted... pero no es mas que una anécdota. ‘‘ . La anciana se rebajó y dijo, claro es solo una anécdota, y le afirmo que seguramente su próxima novela iba a ser mucho más interesante. John le dijo que tenia la impresión de que iba a ser una buena historia.
    Al decir las últimas palabras se dio cuenta que la anciana ya le había formulado esa pregunta y que anteriormente había dicho que no. Era sin duda una mujer inteligente.
    Ella lo invita a que se la cuente, que seria un honor escucharla. El empezó con su novela, '' Estoy casado con una mujer que en pocos años heredara una fortuna, no estoy enamorado de ella, pero es simpática y ella me quería. La relación se empezó a desgastar pero no me alarme ya que pensé que seria lo común después de convivir con su pareja. Pero cada vez parecía que se potenciaba mas y mas, cada vez menos tiempo pasábamos juntos, hasta que empecé a sospechar que había otro hombre. No quería ser evidente así que no preguntaba a donde ella salía, quizás sea una aventura y moriría pronto, cualquier cosa, pero el no quería divorciarse. A todo esto su padre se enfermo, así que Anne estaría menos tiempo en casa ya que en poco tiempo su padre moriría. Él, una vez que ella salió, la siguió con un taxi, y descubrió la verdad, había otro hombre, se la veía tan feliz, en verdad enamorada. Todo lo que podría hacer seria inútil, nuestro matrimonio no tenía salvación. Vivir en el campo seria una alternativa ya que la alejaría de Londres. Ya hoy, ''su padre la llamo por teléfono y tubo que marcharse’’, y ella se fue, ya nada le importaba del matrimonio.
    Entonces solo quedamos, mi vecina, que seria usted, y yo. Eso seria mi novela. Durante la noche, nadie me vio entrar, y nadie me verá salir. En mi casa Anne no estará y tengo todo planeado, no será difícil cometer un asesinato y usted será la victima. Podría matarla y desaparecer.
    La señora Greenwold sonrió irónicamente, ignorándolo. Comento que era tarde pero le ofreció otra taza de té y John asintió. La anciana dijo que ella tenía otro punto de vista también sobre la historia del tren, y le gustaría que la escuche John.
    Robert el protagonista de esta historia, estaba casado, pero conoció a una muchacha soltera, que no tenia antecedentes de amores ('Esa mujer, que imagino algo solitaria, no tenía motivos para sentirse infeliz, o nada parecido. No porque su vida fuese algo extraordinario, sólo era del tipo de las que ni siquiera piensan en ello. Pero, a diferencia de otras, no esperaba conocer a alguien, casarse y con el tiempo tener hijos, sentía que el amor, el romance, no eran para ella'' pág 72) , ellos eran felices juntos y de verdad se atraían, ella siempre le sugería que debía hablar con su esposa para dejarla. Pero el momento nunca llegaba. Hasta que la amante se canso, y fue a la casa de Robert y le dijo todo a Helen, su esposa. Helen era una alcohólica, (‘‘Helen se hallaba recostada sobre un pequeño diván. En el suelo un cepillo que había dejado caer después de un intento de peinarse, y en su mano, un vaso de whisky. La botella estaba sobre la mesa, al alcance de su brazo. ‘‘ Pág. 80). La amante le dijo todo de mala manera y Helen se quedo sorprendida y Robert en un aprieto. La amante le demostró estar más loca que ella y subió a su baño y al subir Helen a buscarla la mató. Su justificación era que si no la mataba nunca podrían ser felices, aparte Helen siempre estaba borracha y sería creíble que se haya tropezado en la ducha.
    Mientras Robert limpiaba todo y acomodaba el cadáver, sintió una presencia, al darse vuelta se dio cuenta que lo estaban observando desde la ventana de la casa de los Gardfield, le contó a la amante y entraron en pánico. Pensaron y si la muchacha que vio todo esto hablaba, sería el fin de su plan. Así que le ordenó a Robert que la sigan, ella se tomará el tren con la joven y el debe ir a la casa a llamar a la policía.
    La amante se tomo el tren hacia Edimburgo y fue a su compartimiento, le pregunto si viajaba sola, y así fue, la misma historia de antes, fue el mismo relato, solamente que ella la mato.
    Al llegar a Edimburgo, salio rápidamente del compartimiento ya que podrían haberla descubierto.
    John piensa que la anciana es una verdadera escritora de novelas, pero ella se lo niega. Hasta que ella le pregunta si el es realmente un escritor.
    John se encuentra completamente desconcertado, y la anciana comienza con su justificación, un vecino que acaba de mudarse viene a presentarse, al ver los libros es muy fácil argumentar que uno es un escritor de novelas, explicándole el funcionamiento de la duda, también por la trampa de la pregunta de su próxima novela, aparte, que otro argumento podría relatar un asesino mas que su propio plan. John Bland se quedo desconcertado ya que lo que decía la anciana tenía lógica.
    John se iba quedando sin palabras y la anciana tenia en su mente matarlo, en realidad ya lo había envenenado, porque la taza de la anciana estaba intacta y la de él, vacía.
    También un funcionario de la empresa de teléfono fue a la casa de la anciana durante la mañana y le informo que se había dañado un distribuidor, así que nadie del vecindario tendría teléfono, y John empezó a razonar que cuando su mujer se fue por la llamada de ''su padre'' el no había oído la campanilla.
    John lo único que quería es que eso fuese una novela, y el cayo en la trampa de la anciana, estaba paralizándose completamente hasta que murió.

    Lucila Fanesi
    2do Administración
    Instituto Plácido Marín

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