El Amor en los tiempos del cólera.
En este libro se cuenta la historia de AMOR de Fermina Daza y Florentino Ariza. Dos enamorados juveniles que por cosas del destino, se separan en un instante y se reencuentran en el futuro de sus vidas, en la vejez precisamente, cuando Juvenal Urbino, esposo de Fermina Daza, había muerto, justo cincuenta y un años, nueve meses y cuatro días después “… y habían transcurrido desde entonces cincuenta y un años, nueve meses y cuatro días.” (Pág. 33). Este amor, es un amor casi imposible de suceder, más de 50 años tuvieron que esperar, un amor a la vez secreto, un amor paciente, un amor de esperanza, una historia de amor, de esos amores que se confundían con el cólera “Le bastó con un interrogatorio insidioso, primero a él y después a la madre, para comprobar una vez más que los síntomas del amor son los mismos del cólera.” (Pág. 33) y sus manifestaciones tan presente en aquellas épocas.
Todo comenzó cuando Lotario Thugurt manda a Florentino a entregar un telegrama a la casa de Lorenzo Daza y ve por primera vez a Fermina Daza. Luego de esa mirada crucial, Florentino decide empezar a mandarle cartas a Fermina; fueron los días mas felices para Florentino, hasta que Lorenzo Daza, padre de Fermina, los descubre y le insiste a Florentino a que deje a su hija, pero este rechaza la oferta y Lorenzo saca a su hija de la ciudad.
Luego de tanta espera, Fermina vuelve a la ciudad y un día en que ella sale de compras con la criada se cruza con Florentino y ella lo rechaza. Florentino pasó sus peores días, el rechazo de Fermina “lo mató”, no paraba de pensar en ella. Tránsito Ariza, la mamá de Florentino, solía decir: “De lo único que mi hijo ha estado enfermo es del cólera”. Confundía los síntomas del cólera con el amor, cuando éste sufría terriblemente por el amor que tenía por Fermina.
Fermina se dejó convencer de los amores de Juvenal Urbino, hombre de profesión doctor recién llegado de París, el soltero más codiciado de las niñas de sociedad de aquella época y se casó con él y con el cual tuvo sus hijos. Vivió una vida que tuvo sus momentos de felicidad y otros tantos de amargura, uno de esos montos de amargura fue cuando existían rumores de que el Dr. Juvenal engañaba a su esposa con una mujer llamada Bárbara Lynch, lo cual era algo cierto. Cuando Fermina se enteró, se fue a vivir por un tiempo donde su prima Hildebranda…hasta que finalmente su esposo Juvenal murió, al tratar de rescatar un loro que se subió a un árbol de mango, justo el día de Pentecostés, más de cincuenta años más tarde.
Por su parte, Florentino tuvo otras mujeres en las cuales probaba olvidarse de ella “Cincuenta años más tarde, cuando Fermina Daza quedó libre de su condena sacramental, tenía unos veinticinco cuadernos con seiscientos veintidós registros de amores continuados, aparte de las incontables aventuras fugaces que no merecieron ni una nota de caridad.”
Entre otras mujeres en la vida de Florentino aparecieron: Leona Cassiani, que fue la mujer que lo acompañó toda su vida, a pesar de que nunca hicieron el amor, “Florentino Ariza conoció a Leona Cassiani, que fue la verdadera mujer de su vida, aunque ni él ni ella lo supieron nunca, ni nunca hicieron el amor. Él la había sentido antes de verla cuando iba de regreso a casa en el tranvía de las cinco: fue una mirada material que lo tocó como si fuera un dedo. Levantó la vista y la vio, en el extremo opuesto, pero muy bien definida entre los otros pasajeros. Ella no apartó la mirada. Al contrario: la sostuvo con tanto descaro que él no podía pensar sino lo que pensó: negra, joven y bonita, pero puta sin lugar a dudas.” otra de ellas, fue la viuda de Nazareth, mujer que su mamá había tratado de que curara las heridas del amor que Florentino sentía por Fermina, una viuda de 28 años, que visitaba habitualmente a Florentino en su habitación, “Así se enteró de que ella no pretendía casarse con él, pero se sentía ligada a su vida por la gratitud inmensa de que la hubiera pervertido”, y cuando Florentino ya era Gerente General de la Compañía Fluvial del Caribe, se sentía atraído por una niña llamada America Vicuña, que cursaba la Primaria y era muy parecida a Fermina. A pesar de esta niña, él siempre tuvo la esperanza de que Fermina Daza, a la muerte de su esposo, se entregara a él, y en cuanto se entero de la muerte de Juvenal Urbino, sintió que todavía tenía esperanzas. Florentino asistió al funeral, y fue allí donde tuvo la oportunidad de hablar con Fermina, pero esta lo rechazó nuevamente “Se disponía a hacerlo con el último aliento, cuando vio a Florentino Ariza vestido de luto en el centro de la sala desierta. Se alegró, porque hacia muchos años que lo había borrado de su vida, y era la primera vez que lo veía a conciencia depurado por el olvido. Pero antes de que pudiera agradecerle la visita, él se puso el sombrero en el sitio del corazón, trémulo y digno, y reventó el absceso que había sido el sustento de su vida. –Fermina- le dijo-: he esperado esta ocasión durante más de medio siglo, para repetirle una vez más el juramento de mi fidelidad eterna y mi amor para siempre-. Fermina Daza se habría creído frente a un loco, si no hubiera tenido motivos para pensar que Florentino Ariza estaba en aquel instante inspirado por la gracia del Espíritu Santo. Su impulso inmediato fue maldecirlo por la profanación de la casa cuando aún estaba calienta la tumba del cadáver e su esposo. Pero se lo impidió la dignidad de la rabia. << Lárgate – le dijo-. Y no te dejes ver nunca más en los años que te quedan de vida. >> Volvió a abrir por completo la puerta de la calle que había empezado a cerrar, y concluyó: -Que espero sean muy pocos.” (Págs. 72-73). Al pasar un tiempo de la muerte de Juvenal, Florentino retoma el carteo con Fermina, que al principio se muestra reticente, pero al celebrar un año de la muerte de Juvenal, Florentino acude a la misa y Fermina lo saluda con gran énfasis, lo cual Florentino toma como una esperanza. Pasados unos días, se presenta en casa de Fermina, hecho que se va a convertir en costumbre y que Fermina va a agradecer. Transcurren los días y los meses, y Fermina decide hacer un viaje por el río Magdalena, que es preparado por Florentino. El viaje, que iba a hacer Fermina sola, resulta que se convierte en una especie de luna de miel entre ambos en el que, finalmente descubren que el amor puede aparecer a cualquier edad, en el caso de Fermina, o continuar toda la vida, en el caso de Florentino.
Recursos de etilo:
El autor a través del Leitmotiv intenta destacar ciertas frases, una de ellas es “cincuenta y un años, nueve meses y cuatro días después” que se refieren a los años que duró el amor de la historia. El autor al marcar esta frase le da interés y emoción a la historia de amor, a cuanto tiempo debieron esperar los enamorados para lograr estar juntos, interviene el suspenso, uno nunca sabe que va a pasar, porque uno creé que nunca lo van a lograr con tantos años de espera “y habían transcurrido desde entonces cincuenta y un años, nueve meses y cuatro días…” (Pág. 33 “)…las que llevaba atragantadas desde hacía cincuenta y un años, nueve meses y cuatro días.” (Pág. 158). Otro ejemplo de
Leitmotiv que el autor emplea es la frase que Fermina Daza (protagonista) resalta en muchas oportunidades en el libro: Pobre hombre: “Apenas alcanzó a pensar: “¡Dios mío, pobre hombre!”. (Pág. 60) “Suspiró: “Pobre “hombre” “…y ella misma se sorprendió de cuán lejos estaba de su vida: pobre hombre.” ” (Pág. 70) “y tenía que volver a cerrar la ventana, suspirando: “Pobre hombre”. “Lo único que se permitió fue un suspiro más hondo que de costumbre, el último: “¡Pobre hombre!”. (Pág. 114).
Sinestesia: “con los ojos fijos en la doncella ilusoria” (Pág. 37) “…y entonces vio a dos palmos de sus ojos los otros ojos de hielo…” (Pág. 37) “Ella volvió la cabeza y vio a dos palmos de sus ojos los otros ojos glaciales…” (Pág. 60) “Yo veo mejor con las manos” (Pág. 89) “...en un reposo lento que tenía para ella tanto amor como el amor” (Pág. 120).
Personificación: “El humor del cielo había empezado a descomponerse desde muy temprano” (Pág. 12) “Jeremiah de Saint-Amour, extraviado ya por las brumas de la muerte” (Pág. 13) “Sus ojos empezaron a anegarse de lágrimas fáciles, pero ella fingió ignorarlo” (Pág. 23) “El paso de la muerte por la casa dejó la solución” (Pág. 165)
Poliptoton: “El Doctor Juvenal Urbino lo percibió desde que entró en la casa todavía en penumbras, adonde había acudido de urgencia a ocuparse de un caso que para él había dejado de ser urgente desde hacía muchos años” (Pág. 7) “Ordenó decir a los periódicos que el fotógrafo había muerto de muerte natural, (Pág.8 ) “…lo saboreó, y estaba saboreándolo con la vista errante en la muchedumbre…” (Pág. 60) “Nadie sabía nada, en una ciudad donde todo se sabía, y donde muchas cosas se sabían inclusive antes de que ocurrieran” (Pág. 129).
Metáforas: “…luego agarró el borde de la manta con las yemas del índice y el pulgar, como si fuera una flor…” (Pág. 7) “se sumergió otra vez en aquel manantial de revelaciones indeseables que habrían podido cambiarle la vida” (Pág. 11) “La única argamasa posible era algo tan improbable y voluble como el amor…” (Pág. 116)
Núcleo resumidor: “…pero todo estaba preservado del polvo por una mano diligente.” (Pág.7) “…así que Fermina Daza siguió esperando todo el resto del año” (Pág. 36) “…peludo de todo el cuerpo menos de la cabeza…” (Pág. 98) “Nunca más volvieron a verse” (Pág. 112) “Fermina Daza y Florentino Ariza lo habían oído todo desde la mesa” (Pág. 190)
Antitesis: “Le gustaba permanecer desnuda por varias horas, en un reposo lento que tenía para ella tanto amor como amor” (Pág. 120),
Elusión: “No hay ley divina ni humana que este tipo no se halla llevado por delante” (Pág. 117) “Uno se vuelve verde en Paris” (Pág. 61).
Pregunta Retórica: “¿yo quién soy? (Pág. 118) “¿Cómo quedé?” (Pág. 119) “¿A ver?” (Pág. 163).
Nazarena Costa Rustom-2º Mercantil.