Cynthia Almirón Sat Jun 12, 2010 7:10 pmEl amor en los tiempos de cólera
Editorial: Narrativa Actual.
Alumna: Cynthia Almirón.
Curso: 5to Comunicación 2010.
Ensayo: “Del amor a la obsesión”.
La novela narra la historia de Florentino Ariza, un anciano que por su forma de vestir tenía un aspecto más viejo de lo que realmente era, era miope, misterioso y trabajaba en una compañía fluvial.
Cuando era joven conoció a una chica llamada Fermina Daza, con la que tuvo un pequeño romance de adolescentes (por medio de cartas). A pesar de que duro poco, para el significo DEMASIADO, y este amor que sentía por ella lo acompaño hasta el final de sus días ya que se pasó toda la vida “enamorado” de ella. Pero a medida que avanzó el tiempo, este amor se fue convirtiendo en una obsesión, ya que TODO lo que pasaba, hacía, decía o sentía era por o para ella.
A pesar de que estuvo con otras mujeres a lo largo de su vida, Fermina siempre estuvo presente en su mente y su corazón.
Finalmente, en los finales de su larga vida, logró lo que tanto quería y pudo tener al fin el amor de Fermina Daza.
Todo comenzó un día en que Florentino fue enviado a entregar un telegrama al padre de Fermina, Lorenzo Daza. Cuando se estaba llendo vio en el patio a Fermina junto a su tía Escolástica leyendo. Desde ese momento se enamoró perdidamente de ella, fue amor a primera vista.
“[…] la niña levantó la vista para ver quién pasaba por la ventana, y esa mirada casual fue el origen de un cataclismo de amor que medio siglo después aún no había terminado.” (pág. 76)
Desde ese día en adelante pasaba sus días sentado en un parquecito, fingiendo leer un libro, por el que veía pasar a Fermina cuatro veces al día junto a su tía, que siempre la acompañaba y no permitía que nadie se acercara. También iba a la misa de los domingos solo para verla al final de la misa. La tía Escolástica era un obstáculo para él, ya que no tenía la posibilidad de poder acercarse a su amada en ningún momento. Por eso es que decide escribirle una carta (la primera de las millones de cartas que le iba a enviar más adelante) pero que tarda mucho en decidirse y encontrar la forma de enviársela.
“[…] y con ver a la niña le bastaba. Poco a poco fue idealizándola, atribuyéndole virtudes improbhables, sentimientos imaginarios, y al cabo de dos semanas ya no pensaba más que en ella.” (pág. 77)
“-Pobrecito –había dicho la tía-. No se atreve a acercarse porque voy contigo, pero un día lo intentará si sus intenciones son serias, y entonces te entregará una carta.” (pág. 80)
Finalmente tuvo la oportunidad de su vida y le dio la primera carta de amor a su amada donde le entregaba su fidelidad y amor para siempre. Su apariencia luego de conocer a Fermina no era la de un enamorado, sino la de un enfermo del cólera porque perdió el habla, el apetito, el sueño. Después de entregarle la carta fue mucho peor, ya que perdió el sentido de la orientación, sufría de vómitos y desmayos, todo esto por la ansiedad de obtener la respuesta de su carta.
Desde ese momento se enviaron cartas a escondidas con la ayuda de la tía Escolástica. Este fue el comienzo de su romance, su amor de adolescentes, aunque nunca llegaron a estar juntos frente a frente para entablar una larga charla o darse un beso. Fue un amor de ilusiones, fantasías y planes para el futuro a través de cartas. Ambos se tomaron esto muy en serio y se juraron total fidelidad el uno con el otro.
Luego de dos años de correos frenéticos, Florentino le propusó matrimonio y ella aceptó. Se siguieron enviando cartas pero ya se trataban como marido y mujer. El amor por Fermina Daza le daba a Florentino una fuerza y confianza que no había conocido nunca, ella le daba las ganas de vivir y era la razón de su existir.
Pero todo se complico aún más cuando Lorenzo Daza, el padre, se enteró del amor secreto de su hija. Él estaba en contra de este romance y se llevo de viaje muy lejos a su hija para que no pudieran verse ni hablar, y así Fermina se olvidaría de él.
A pesar de todos los obstáculos, siguieron en contacto como pudieron y su amor fue creciendo cada día más.
Lamentablemente para desfortunio de Florentino, el día en que pudieron encontrarse después de tanto tiempo, este inmenso amor se desmoronó en un instante. Fermina se dio cuenta de que no lo amaba y le pidió que se olvidara de ella para siempre. Florentino quedó devastado, no entendía como podía haber pasado esto y entró en una depresión total que lo acompaño por el resto de su vida. Nunca más tuvo la posibilidad de poder hablar con ella hasta cincuenta y un años, nueve meses y cuatro días después cuando murió su marido el Dr. Urbino. Su amor por Fermina nunca lo abandonó, todo en ella lo volvía loco. Este fue el primer paso de su amor a la obseción.
“[…] pero luego se decidió por media esquela sobria y explícita en la que sólo prometió lo esencial: su fidelidad a toda prueba y su amor para siempre.” (pág. 83)
“Fue el año del enamoramiento encarnizado. Ni el uno ni el otro tenían vida para nada distinto de pensar en el otro, para soñar con el otro, para esperar las cartas con tanta ansiedad como las contestaban. […] desde que se vieron por primera vez hasta que él le reiteró su determinación medio siglo más tarde, no habían tenido nunca una sola oportunidad de verse a solas ni de hablar de su amor.” (pág. 92)
“Aquella misma semana se llevó a la hija al viaje del olvido. […] Ella le preguntó para dónde iban, y él contestó: “Para la muerte”. […] segura de que era un viaje sin regreso.” (pág. 110)
“De modo que Florentino Ariza no sólo pudo averiguar el itinerario completo, sino que había establecido una larga hermandad de telegrafistas para seguir el rastro de Fermina Daza hasta la última ranchería del Cabo de Vela.” (pág.114)
“Lorenzo Daza interpretó aquellos cambios de su modo de ser como una evidencia de que la distancia y el tiempo la habían restablecido de sus fantasías juveniles, pero nunca le planteó el proyecto del matrimonio concertado.” (pág. 117)
“[…] ella lo borró de su vida con un gesto de la mano. No por favor-le dijo-. Olvídelo. […] le mandó con Gala Placidia una carta de dos líneas: Hoy, al verlo, me di cuenta que lo nuestro no es más que una ilusión.” (pág. 135)
Al pasar de los años, Fermina continuó haciendo su vida, se casó con el Dr. Urbino tuvo hijos y vivió feliz. Sin embargo, Florentino nunca pudo dejar de pensar en ella. Quería mejorar su situación económica, su casa, su aspecto, su trabajo sólo para el día en que pudiera estar con ella otra vez. Deseaba el día de la muerte de Urbino, puesto que ansiaba el momento en que podría estar de nuevo junto a Fermina, por el resto de su vida. No quería entender que ella no era suya, seguía encerrado en la idea de que lo amaba, pensaba en él y que trataba de esconder su amor. Todo lo que Fermina hacía lo interpretaba de un modo favorable para él, tratándose de convencer de que ella seguía amándolo.
Él esperaba y asistía a las celebraciones anuales en las que ella participaba sólo para poder verla aunque sea por un instante. Durante esos largos cincuenta y un años tuvo la posibilidad de verla en varias ocasiones, pero aunque para ella no podrían significar nada esos “encuentros casuales” para él significan muchísimo y trataba de encontrarle un doble sentido a cada una de las acciones que ella tenía con él en esos pequeños momentos.
Florentino terminó por convertirse en un mujeriego, ya que estaba con cualquier mujer que se le cruzaba por su camino. Aprovechaba cualquier oportunidad que se le daba con una mujer y no despreciaba a ninguna, obteniendo mala fama en la sociedad, pasando a ser visto como un pervertido.
A pesar de que estuvo con muchísimas mujeres nunca se volvió a enamorar, se seguía sintiendo vacio sin el amor de Fermina. Estaba con las mujeres por costumbre y necesidad, tratando de borrar de su mente a Fermina aunque sea por un instante pero nada servía. Solo la amaba a ella y le juraba su amor a ella. Nadie le pudo hacer sentir lo que ella le hizo sentir, la amaba locamente, profundamente. Era capaz de hacer cualquier cosa con tal de que ella fuera feliz y este bien. Sólo él y su madre conocían lo que él sentía, se guardo hasta siempre su secreto. Vivía por la esperanza de que Fermina volviera a ser suya una vez más.
Estaba obsesionado. TODO lo que pensaba, decía o hacia con su vida era por y para ella.
“Fermina Daza pensó por un momento en Florentino Ariza, cuya condición sombría la asustaba, pero la vida se encargó de convencerla de su error. Nunca se esclareció el misterio y su simple evocación le causaba un estremecimiento de pavor hasta mucho después de que se casó, y tuvo hijos, y se creyó la elegida del destino: la más feliz.” (pág. 162)
“Siempre era así: cualquier acontecimiento, bueno o malo, tenía alguna relación con ella.” (pág.183)
“[…] tenía dos ventajas a su favor. Una era un ojo certero para conocer de inmediato a la mujer que lo esperaba […] la otra ventaja era que ella lo identificaban de inmediato como un solitario necesitado de amor […] que las rendía sin condiciones. […] Eran sus únicas armas, y con ellas libró batallas históricas pero de un secreto absoluto […]” (pág. 195)
“El día que Florentino Ariza vio a Fermina Daza en el atrio de la catedral […] tomó la determinación feroz de ganar nombre y fortuna para merecerla. […] porque al mismo tiempo decidió, como si dependiera de él, que el doctor Juvenal Urbino tenía que morir.[…] que estaba resuelto a esperar sin prisas ni arrebatos, así fuera hasta el final de los siglos.” (pág- 211)
“[…] no podía eludir su lirismo porque no dejaba de pensar en Fermina Daza, y nunca aprendió a escribir sin pensar en ella.” (pág. 218)
“La recuperación de Fermina Daza fue el objetivo único de su vida[…]” (pág.221)
“No bien abandonaba la oficina, hacia las cinco de la tarde, y ya andaba en sus volaterías de gavilán pollero.” (pág. 223)
“Florentino Ariza no pudo resistir la punzada de dolor de que aquel hombre admirable tuviera que morirse para que él fuera feliz” (pág. 244)
“Entonces supo Florentino Ariza que en alguna noche incierta del futuro, en una cama feliz junto a Fermina Daza, iba a contarle que no había revelado el secreto de su amor ni siquiera a la única persona que se había ganado el derecho a saberlo.” (pág. 245)
“[…] el hijo concebido por amor y criado para el amor estaba inmunizado contra toda forma de amor por su primera adversidad juvenil. […] no era inmune al amor sino a la mujer.” (pág. 252)
Finalmente pasó lo que Florentino tanto deseaba, la muerte de Urbino. El día de su velatorio, fue a confesarle nuevamente su amor a Fermina. Ella lo hecho de su casa y le pidió nuevamente que no vuelva nunca más. Pero él no se rindió, y comenzaron a enviarse cartas nuevamente durante un año. Estas cartas ayudaron mucho a Fermina después de la muerte de su esposo. Florentino comenzó a visitarla más seguido y se hicieron cada vez más allegados. Más tarde compartieron juntos un viaje en buque y ahí fue donde el amor renació completamente. Se comportaban como novios enamorados. Se besaron e hicieron el amor por primera vez juntos. Florentino fue completamente feliz, compartiendo el resto de sus días con la persona que más amaba en el mundo. Logró lo que tanto deseaba, el único objetivo de su vida, vivir al lado de de Fermina Daza.
“La conciencia de que se comportaban como novios los ofuscó aún más, y la conciencia de que ambos estaban ofuscados acabo de ufuscarlos[…]” (pág. 419)
“Florentino Ariza no había vuelto a sentir una felicidad como la de esa noche: tan intensa que le causaba miedo.” (pág. 425)
“Les bastaba con la dicha simple de estar juntos.” (pág. 432)
En conclusión, Florentino se había obsesionado con Fermina por el hecho de que fue su primer verdadero amor. Era como una cuenta pendiente que él tenia que saldar, quería recuperar el amor de Fermina a toda costa.
Por este desamor es que no podía sentir nada realmente verdadero por otra mujer, trataba de encontrar amor en otras mujeres pero nunca lo consiguió ya que nunca pudo sacar a Fermina de su mente. Él no quería ver más alla, no quería entender que todo había terminado, no podía aceptarlo. Solo se enfocaba en ella y es por eso que no podía ver a otras mujeres con otros ojos. El desamor por ella es causa de la obsesión, él quería estar con ella y amarla a toda costa, sin importar las circunstancias. Trataba de convencerse con falsas ideas de que Fermina lo seguía amando y lo seguiría amando hasta la eternidad como se lo había prometido en sus años de juventud.
A pesar de que ella lo despreció en varias ocaciones e hizo su vida con otro hombre, él seguía pensando que algún día volverían a estar juntos.
Florentino hizo muchísimas cosas a lo largo de su vida, solo para el día en que volverían a estar juntos, cosas que Fermina no se enteraba.
Él estaba tan obsesionado que deseaba la muerte del Dr. Urbino, con tal de poder estar junto a ella, era capaz de hacer cualquier cosa y él lo sabía. La única razón para vivir de Florentino era su amor por Fermina. Uno no puede enfocar toda su vida en una persona, más aún si esa persona no se encuentra al lado tuyo.
Hasta que no obtuvo lo que quiso no se rindió. Lucho toda su vida para tener el amor de Fermina Daza. Solo cuando lo obtuvo pudo ser realmente feliz.
Florentino Ariza realmente amaba a Fermina Daza pero paso a paso el amor se fue convirtiendo en obsesión. Cuando la obsesión aparece saca lo peor de uno, convirtiéndonos en personas capaces de hacer cualquier cosa con tal de obtener eso por lo que creemos que sentimos amor, pero esta obsesión aparece cuando uno está vacio de amor. Tratando de convencernos de que sentimos amor cuando en realidad no es así.
Editorial: Narrativa Actual.
Alumna: Cynthia Almirón.
Curso: 5to Comunicación 2010.
Ensayo: “Del amor a la obsesión”.
La novela narra la historia de Florentino Ariza, un anciano que por su forma de vestir tenía un aspecto más viejo de lo que realmente era, era miope, misterioso y trabajaba en una compañía fluvial.
Cuando era joven conoció a una chica llamada Fermina Daza, con la que tuvo un pequeño romance de adolescentes (por medio de cartas). A pesar de que duro poco, para el significo DEMASIADO, y este amor que sentía por ella lo acompaño hasta el final de sus días ya que se pasó toda la vida “enamorado” de ella. Pero a medida que avanzó el tiempo, este amor se fue convirtiendo en una obsesión, ya que TODO lo que pasaba, hacía, decía o sentía era por o para ella.
A pesar de que estuvo con otras mujeres a lo largo de su vida, Fermina siempre estuvo presente en su mente y su corazón.
Finalmente, en los finales de su larga vida, logró lo que tanto quería y pudo tener al fin el amor de Fermina Daza.
Todo comenzó un día en que Florentino fue enviado a entregar un telegrama al padre de Fermina, Lorenzo Daza. Cuando se estaba llendo vio en el patio a Fermina junto a su tía Escolástica leyendo. Desde ese momento se enamoró perdidamente de ella, fue amor a primera vista.
“[…] la niña levantó la vista para ver quién pasaba por la ventana, y esa mirada casual fue el origen de un cataclismo de amor que medio siglo después aún no había terminado.” (pág. 76)
Desde ese día en adelante pasaba sus días sentado en un parquecito, fingiendo leer un libro, por el que veía pasar a Fermina cuatro veces al día junto a su tía, que siempre la acompañaba y no permitía que nadie se acercara. También iba a la misa de los domingos solo para verla al final de la misa. La tía Escolástica era un obstáculo para él, ya que no tenía la posibilidad de poder acercarse a su amada en ningún momento. Por eso es que decide escribirle una carta (la primera de las millones de cartas que le iba a enviar más adelante) pero que tarda mucho en decidirse y encontrar la forma de enviársela.
“[…] y con ver a la niña le bastaba. Poco a poco fue idealizándola, atribuyéndole virtudes improbhables, sentimientos imaginarios, y al cabo de dos semanas ya no pensaba más que en ella.” (pág. 77)
“-Pobrecito –había dicho la tía-. No se atreve a acercarse porque voy contigo, pero un día lo intentará si sus intenciones son serias, y entonces te entregará una carta.” (pág. 80)
Finalmente tuvo la oportunidad de su vida y le dio la primera carta de amor a su amada donde le entregaba su fidelidad y amor para siempre. Su apariencia luego de conocer a Fermina no era la de un enamorado, sino la de un enfermo del cólera porque perdió el habla, el apetito, el sueño. Después de entregarle la carta fue mucho peor, ya que perdió el sentido de la orientación, sufría de vómitos y desmayos, todo esto por la ansiedad de obtener la respuesta de su carta.
Desde ese momento se enviaron cartas a escondidas con la ayuda de la tía Escolástica. Este fue el comienzo de su romance, su amor de adolescentes, aunque nunca llegaron a estar juntos frente a frente para entablar una larga charla o darse un beso. Fue un amor de ilusiones, fantasías y planes para el futuro a través de cartas. Ambos se tomaron esto muy en serio y se juraron total fidelidad el uno con el otro.
Luego de dos años de correos frenéticos, Florentino le propusó matrimonio y ella aceptó. Se siguieron enviando cartas pero ya se trataban como marido y mujer. El amor por Fermina Daza le daba a Florentino una fuerza y confianza que no había conocido nunca, ella le daba las ganas de vivir y era la razón de su existir.
Pero todo se complico aún más cuando Lorenzo Daza, el padre, se enteró del amor secreto de su hija. Él estaba en contra de este romance y se llevo de viaje muy lejos a su hija para que no pudieran verse ni hablar, y así Fermina se olvidaría de él.
A pesar de todos los obstáculos, siguieron en contacto como pudieron y su amor fue creciendo cada día más.
Lamentablemente para desfortunio de Florentino, el día en que pudieron encontrarse después de tanto tiempo, este inmenso amor se desmoronó en un instante. Fermina se dio cuenta de que no lo amaba y le pidió que se olvidara de ella para siempre. Florentino quedó devastado, no entendía como podía haber pasado esto y entró en una depresión total que lo acompaño por el resto de su vida. Nunca más tuvo la posibilidad de poder hablar con ella hasta cincuenta y un años, nueve meses y cuatro días después cuando murió su marido el Dr. Urbino. Su amor por Fermina nunca lo abandonó, todo en ella lo volvía loco. Este fue el primer paso de su amor a la obseción.
“[…] pero luego se decidió por media esquela sobria y explícita en la que sólo prometió lo esencial: su fidelidad a toda prueba y su amor para siempre.” (pág. 83)
“Fue el año del enamoramiento encarnizado. Ni el uno ni el otro tenían vida para nada distinto de pensar en el otro, para soñar con el otro, para esperar las cartas con tanta ansiedad como las contestaban. […] desde que se vieron por primera vez hasta que él le reiteró su determinación medio siglo más tarde, no habían tenido nunca una sola oportunidad de verse a solas ni de hablar de su amor.” (pág. 92)
“Aquella misma semana se llevó a la hija al viaje del olvido. […] Ella le preguntó para dónde iban, y él contestó: “Para la muerte”. […] segura de que era un viaje sin regreso.” (pág. 110)
“De modo que Florentino Ariza no sólo pudo averiguar el itinerario completo, sino que había establecido una larga hermandad de telegrafistas para seguir el rastro de Fermina Daza hasta la última ranchería del Cabo de Vela.” (pág.114)
“Lorenzo Daza interpretó aquellos cambios de su modo de ser como una evidencia de que la distancia y el tiempo la habían restablecido de sus fantasías juveniles, pero nunca le planteó el proyecto del matrimonio concertado.” (pág. 117)
“[…] ella lo borró de su vida con un gesto de la mano. No por favor-le dijo-. Olvídelo. […] le mandó con Gala Placidia una carta de dos líneas: Hoy, al verlo, me di cuenta que lo nuestro no es más que una ilusión.” (pág. 135)
Al pasar de los años, Fermina continuó haciendo su vida, se casó con el Dr. Urbino tuvo hijos y vivió feliz. Sin embargo, Florentino nunca pudo dejar de pensar en ella. Quería mejorar su situación económica, su casa, su aspecto, su trabajo sólo para el día en que pudiera estar con ella otra vez. Deseaba el día de la muerte de Urbino, puesto que ansiaba el momento en que podría estar de nuevo junto a Fermina, por el resto de su vida. No quería entender que ella no era suya, seguía encerrado en la idea de que lo amaba, pensaba en él y que trataba de esconder su amor. Todo lo que Fermina hacía lo interpretaba de un modo favorable para él, tratándose de convencer de que ella seguía amándolo.
Él esperaba y asistía a las celebraciones anuales en las que ella participaba sólo para poder verla aunque sea por un instante. Durante esos largos cincuenta y un años tuvo la posibilidad de verla en varias ocasiones, pero aunque para ella no podrían significar nada esos “encuentros casuales” para él significan muchísimo y trataba de encontrarle un doble sentido a cada una de las acciones que ella tenía con él en esos pequeños momentos.
Florentino terminó por convertirse en un mujeriego, ya que estaba con cualquier mujer que se le cruzaba por su camino. Aprovechaba cualquier oportunidad que se le daba con una mujer y no despreciaba a ninguna, obteniendo mala fama en la sociedad, pasando a ser visto como un pervertido.
A pesar de que estuvo con muchísimas mujeres nunca se volvió a enamorar, se seguía sintiendo vacio sin el amor de Fermina. Estaba con las mujeres por costumbre y necesidad, tratando de borrar de su mente a Fermina aunque sea por un instante pero nada servía. Solo la amaba a ella y le juraba su amor a ella. Nadie le pudo hacer sentir lo que ella le hizo sentir, la amaba locamente, profundamente. Era capaz de hacer cualquier cosa con tal de que ella fuera feliz y este bien. Sólo él y su madre conocían lo que él sentía, se guardo hasta siempre su secreto. Vivía por la esperanza de que Fermina volviera a ser suya una vez más.
Estaba obsesionado. TODO lo que pensaba, decía o hacia con su vida era por y para ella.
“Fermina Daza pensó por un momento en Florentino Ariza, cuya condición sombría la asustaba, pero la vida se encargó de convencerla de su error. Nunca se esclareció el misterio y su simple evocación le causaba un estremecimiento de pavor hasta mucho después de que se casó, y tuvo hijos, y se creyó la elegida del destino: la más feliz.” (pág. 162)
“Siempre era así: cualquier acontecimiento, bueno o malo, tenía alguna relación con ella.” (pág.183)
“[…] tenía dos ventajas a su favor. Una era un ojo certero para conocer de inmediato a la mujer que lo esperaba […] la otra ventaja era que ella lo identificaban de inmediato como un solitario necesitado de amor […] que las rendía sin condiciones. […] Eran sus únicas armas, y con ellas libró batallas históricas pero de un secreto absoluto […]” (pág. 195)
“El día que Florentino Ariza vio a Fermina Daza en el atrio de la catedral […] tomó la determinación feroz de ganar nombre y fortuna para merecerla. […] porque al mismo tiempo decidió, como si dependiera de él, que el doctor Juvenal Urbino tenía que morir.[…] que estaba resuelto a esperar sin prisas ni arrebatos, así fuera hasta el final de los siglos.” (pág- 211)
“[…] no podía eludir su lirismo porque no dejaba de pensar en Fermina Daza, y nunca aprendió a escribir sin pensar en ella.” (pág. 218)
“La recuperación de Fermina Daza fue el objetivo único de su vida[…]” (pág.221)
“No bien abandonaba la oficina, hacia las cinco de la tarde, y ya andaba en sus volaterías de gavilán pollero.” (pág. 223)
“Florentino Ariza no pudo resistir la punzada de dolor de que aquel hombre admirable tuviera que morirse para que él fuera feliz” (pág. 244)
“Entonces supo Florentino Ariza que en alguna noche incierta del futuro, en una cama feliz junto a Fermina Daza, iba a contarle que no había revelado el secreto de su amor ni siquiera a la única persona que se había ganado el derecho a saberlo.” (pág. 245)
“[…] el hijo concebido por amor y criado para el amor estaba inmunizado contra toda forma de amor por su primera adversidad juvenil. […] no era inmune al amor sino a la mujer.” (pág. 252)
Finalmente pasó lo que Florentino tanto deseaba, la muerte de Urbino. El día de su velatorio, fue a confesarle nuevamente su amor a Fermina. Ella lo hecho de su casa y le pidió nuevamente que no vuelva nunca más. Pero él no se rindió, y comenzaron a enviarse cartas nuevamente durante un año. Estas cartas ayudaron mucho a Fermina después de la muerte de su esposo. Florentino comenzó a visitarla más seguido y se hicieron cada vez más allegados. Más tarde compartieron juntos un viaje en buque y ahí fue donde el amor renació completamente. Se comportaban como novios enamorados. Se besaron e hicieron el amor por primera vez juntos. Florentino fue completamente feliz, compartiendo el resto de sus días con la persona que más amaba en el mundo. Logró lo que tanto deseaba, el único objetivo de su vida, vivir al lado de de Fermina Daza.
“La conciencia de que se comportaban como novios los ofuscó aún más, y la conciencia de que ambos estaban ofuscados acabo de ufuscarlos[…]” (pág. 419)
“Florentino Ariza no había vuelto a sentir una felicidad como la de esa noche: tan intensa que le causaba miedo.” (pág. 425)
“Les bastaba con la dicha simple de estar juntos.” (pág. 432)
En conclusión, Florentino se había obsesionado con Fermina por el hecho de que fue su primer verdadero amor. Era como una cuenta pendiente que él tenia que saldar, quería recuperar el amor de Fermina a toda costa.
Por este desamor es que no podía sentir nada realmente verdadero por otra mujer, trataba de encontrar amor en otras mujeres pero nunca lo consiguió ya que nunca pudo sacar a Fermina de su mente. Él no quería ver más alla, no quería entender que todo había terminado, no podía aceptarlo. Solo se enfocaba en ella y es por eso que no podía ver a otras mujeres con otros ojos. El desamor por ella es causa de la obsesión, él quería estar con ella y amarla a toda costa, sin importar las circunstancias. Trataba de convencerse con falsas ideas de que Fermina lo seguía amando y lo seguiría amando hasta la eternidad como se lo había prometido en sus años de juventud.
A pesar de que ella lo despreció en varias ocaciones e hizo su vida con otro hombre, él seguía pensando que algún día volverían a estar juntos.
Florentino hizo muchísimas cosas a lo largo de su vida, solo para el día en que volverían a estar juntos, cosas que Fermina no se enteraba.
Él estaba tan obsesionado que deseaba la muerte del Dr. Urbino, con tal de poder estar junto a ella, era capaz de hacer cualquier cosa y él lo sabía. La única razón para vivir de Florentino era su amor por Fermina. Uno no puede enfocar toda su vida en una persona, más aún si esa persona no se encuentra al lado tuyo.
Hasta que no obtuvo lo que quiso no se rindió. Lucho toda su vida para tener el amor de Fermina Daza. Solo cuando lo obtuvo pudo ser realmente feliz.
Florentino Ariza realmente amaba a Fermina Daza pero paso a paso el amor se fue convirtiendo en obsesión. Cuando la obsesión aparece saca lo peor de uno, convirtiéndonos en personas capaces de hacer cualquier cosa con tal de obtener eso por lo que creemos que sentimos amor, pero esta obsesión aparece cuando uno está vacio de amor. Tratando de convencernos de que sentimos amor cuando en realidad no es así.
