Las visitas
(Silvia Schujer)
(Silvia Schujer)
Un padre tras las rejas acusado de extorsión. Fernando es el protagonista y narrador, tenía 4 años cuando su familia: Su madre, que trabajaba cocinando bollos para pizza para Don Cosme, el panadero, su hermana Patricia, una típica adolescente en plena etapa de cambios físicos y mentales, y su tía apodada Negra, le ocultan que el verdadero paradero de su padre no era un viaje de negocios, ‘’¡Que estúpido, Dios mío! ¡Que estúpido!¿¡Cómo pude no darme cuenta durante tanto tiempo?! Casi dos años y yo, sin la más mínima sospecha. Sospechar… ¡Qué iba a sospechar! No. De nada ni de nadie. Ni de los preparativos de los sábados, ni de las salidas del domingo que mi mamá hacía con los paquetes y con mi hermana mientras yo me quedaba en lo de Tati.’’ [Pag. 1] sino, que estaba preso porque lo acusan de extorsión en su trabajo en un banco como cajero.’’Una vez apoyé la cabeza como para escuchar a través de la puerta y oí una palabra que me pareció impresionante. Me fui corriendo a escribirla en un papel para no olvidármela: “esortivo”, escribí. Y recién después de un montón de tiempo (porque en el diccionario no estaba, claro) Descubrí que lo que habían dicho era ”extorsivo” [Pag. 40]. Cuando el niño descubre la verdad, dos años después, toma el hilo de muchas cosas las cuales creía absurdas en sus pensamientos de niño, entre varias cosas comenzó a comprender que todos los fines de semana su mamá y su hermana iban a visitar a su padre, por eso lo hacían quedarse con Tati,”Tatiana era la hija de una vecina que ahora no me acuerdo como se llama. Me llevaba 3 años y me tenía de hijo. “Me cuidaba”. En serio si a uno de chico le dicen que algo es blanco, lo toma por blanco y punto. Quiero decir: yo era muy pendejo como para no creerme la historia de que mi papá se había ido de viaje y algún día iba a volver”[Pag. 1]. Los primeros domingos de visita, para Fernando, fueron duros, y no podía relacionarse con su padre.
En uno de los viajes hacia el penal, el protagonista conoce a ‘’Jopo’’ el colectivero que es unos años mayor que el, y que con el paso del tiempo terminaría siendo su mejor amigo. “El colectivo no llegaba nunca y me agarraron ganas de hacer pis. No se de qué tenía mas ganas, si de bajar un poco de la cafetera o de mear. La cosa es que insistí tanto que mi vieja reaccionó. Se adelanto conmigo tironeándome del brazo como si fuera de goma. Le dijo a Jopo algo en el oído y bajamos.
Él nos esperó con el colectivo en marcha. Un dios” [Pag. 19]. Cuando Fernando entraba en 1º Grado, tuvo que inventarle a sus compañeros una falsa versión de que su padre estaba de viaje de negocios para no pasar vergüenza y no temieran acercársele pero un día sufrió un incidente en una clase de educación vial con dos policías, lo cual provocó peleas con sus compañeros y repetición de año ” Imaginate cómo me sentía esa noche.
Pensé de todo y ¿Sabés cuándo me tranquilicé?
Y bueno, que querés… Cuando me propuse repetir para cambiar de compañeros sentí un alivio impresionante”.
Las visitas al penal cada día iban mejorando, y sobre todo la relación de Fernando con su papá, hasta pasaron el cumpleaños del padre en el penal un domingo de visita.
Un día, el protagonista de la historia, escuchó a su madre quejarse sobre su papá, junto con su tía.
Al otro día la tía Negra va hasta su casa con un señor llamado Ernesto, el cual mostraba mucho interés sobre su madre, y acertadamente, era su nueva pareja, los chicos no están de acuerdo con esto. “Un día la negra vino a casa con un tipo. Sí, él. Lo presentó como un amigo de ella […] Me acuerdo que Ernesto casi no abría la boca pero se mostraba muy atento con todo lo que decía mi tía. Y además ponía cara de bobo y de muy interesado cada vez que mi vieja le dirigía la palabra” [Pag. 56]
Después de un tiempo, el padre de Fernando sale en libertad tomándolos por sorpresa. “Le habíamos dejado la llave desde hacía como un año, así que pudo entrar sin problemas. La primera que llegó fue mi hermana. Dice que lo encontró sentado frente a la televisión apagada. […] Después llegaron mi mamá y la Negra. El último en caer fui yo. ¡Qué recibimiento! La familia en pleno. ” [Pag. 89]
Una parte importante en la historia es que Fernando se interioriza mucho con el
[Pag. 81 a 94 es toda dedicada a Jopo] personaje de Jopo, descubre que su padre también estaba tras las rejas pero la madre, decidió ocultárselo desde sus primeros momentos de vida, por lo cual Fernando se siente muy culpable por no poder decírselo. “No sé quién convenció a Jopo de que su papá estaba en Chile. A mi nadie me saca de la cabeza que alguien le dio esa información a propósito para que se fuera. Estoy seguro, y no se qué hacer. Igual lo que me tiene peor es su última carta. Me cuenta con lujo de detalle que cree tener la pista de dónde encontrar a su papá.” Cuando ya Jopo estaba en 2º año de la secundaria y Fernando en 1º Jopo decide irse echando de menos a su mejor amigo para ir en busca de su padre, lo cual afecta mucho el ánimo de Fernando, porque sabe que su padre no estaba de viaje, sino preso, como el suyo…
En uno de los viajes hacia el penal, el protagonista conoce a ‘’Jopo’’ el colectivero que es unos años mayor que el, y que con el paso del tiempo terminaría siendo su mejor amigo. “El colectivo no llegaba nunca y me agarraron ganas de hacer pis. No se de qué tenía mas ganas, si de bajar un poco de la cafetera o de mear. La cosa es que insistí tanto que mi vieja reaccionó. Se adelanto conmigo tironeándome del brazo como si fuera de goma. Le dijo a Jopo algo en el oído y bajamos.
Él nos esperó con el colectivo en marcha. Un dios” [Pag. 19]. Cuando Fernando entraba en 1º Grado, tuvo que inventarle a sus compañeros una falsa versión de que su padre estaba de viaje de negocios para no pasar vergüenza y no temieran acercársele pero un día sufrió un incidente en una clase de educación vial con dos policías, lo cual provocó peleas con sus compañeros y repetición de año ” Imaginate cómo me sentía esa noche.
Pensé de todo y ¿Sabés cuándo me tranquilicé?
Y bueno, que querés… Cuando me propuse repetir para cambiar de compañeros sentí un alivio impresionante”.
Las visitas al penal cada día iban mejorando, y sobre todo la relación de Fernando con su papá, hasta pasaron el cumpleaños del padre en el penal un domingo de visita.
Un día, el protagonista de la historia, escuchó a su madre quejarse sobre su papá, junto con su tía.
Al otro día la tía Negra va hasta su casa con un señor llamado Ernesto, el cual mostraba mucho interés sobre su madre, y acertadamente, era su nueva pareja, los chicos no están de acuerdo con esto. “Un día la negra vino a casa con un tipo. Sí, él. Lo presentó como un amigo de ella […] Me acuerdo que Ernesto casi no abría la boca pero se mostraba muy atento con todo lo que decía mi tía. Y además ponía cara de bobo y de muy interesado cada vez que mi vieja le dirigía la palabra” [Pag. 56]
Después de un tiempo, el padre de Fernando sale en libertad tomándolos por sorpresa. “Le habíamos dejado la llave desde hacía como un año, así que pudo entrar sin problemas. La primera que llegó fue mi hermana. Dice que lo encontró sentado frente a la televisión apagada. […] Después llegaron mi mamá y la Negra. El último en caer fui yo. ¡Qué recibimiento! La familia en pleno. ” [Pag. 89]
Una parte importante en la historia es que Fernando se interioriza mucho con el
[Pag. 81 a 94 es toda dedicada a Jopo] personaje de Jopo, descubre que su padre también estaba tras las rejas pero la madre, decidió ocultárselo desde sus primeros momentos de vida, por lo cual Fernando se siente muy culpable por no poder decírselo. “No sé quién convenció a Jopo de que su papá estaba en Chile. A mi nadie me saca de la cabeza que alguien le dio esa información a propósito para que se fuera. Estoy seguro, y no se qué hacer. Igual lo que me tiene peor es su última carta. Me cuenta con lujo de detalle que cree tener la pista de dónde encontrar a su papá.” Cuando ya Jopo estaba en 2º año de la secundaria y Fernando en 1º Jopo decide irse echando de menos a su mejor amigo para ir en busca de su padre, lo cual afecta mucho el ánimo de Fernando, porque sabe que su padre no estaba de viaje, sino preso, como el suyo…
Luciano Napolitano
2º Comunicación
Instituto Plácido Marín.