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    A orillas del Río Piedra me senté y lloré

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    Daaira


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    Join date : 29/04/2010

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    Post  Daaira Sat May 22, 2010 7:25 am

    A orillas del Río Piedra me senté y lloré

    Pilar es una joven con miedo a vivir sus sentimientos, se sentía estúpida, infantil y aburrida [“Trataba de mostrarme natural, pero me sentía estúpida, infantil y aburrida”] (Pág.37). Ella y su amigo habían pasado la infancia y la adolescencia juntos. Él se había ido de Soria (El pueblo donde vivían) porque quería porque quería conocer más el mundo [“Él se fue, como todos los muchachos de las ciudades pequeñas .Dijo que quería conocer el mundo, que sus sueños iban mas allá de los campos de Soria”.] (Pág.17)
    Después de unos años, ella recibe una carta de él, diciéndole que va a dar una conferencia en Madrid y le encantaría que ella fuera a verlo. Ella aceptó la invitación y cuando se encuentra allí se dio cuenta de que era un seminarista.
    Cuando se vieron, él le dice que la invitaba a Bilbao, ella lo pensó y le dijo que si [“-Siento una gran necesidad de hablar contigo. Mañana tengo una conferencia en Bilbao. Voy en coche”.] (Pág.26) [“…Es el puente de La Inmaculada. Puedo acompañarte hasta Bilbao, y regresar desde allí”.] (Pág.26)
    Una muchacha que estaba en la conferencia, estaba esperando afuera a Pilar, y la llevó hasta la plaza Cibeles donde había una fuente de una mujer en un carruaje tirado por leones. Y la chica le dijo que él estaba enamorado de ella, pero Pilar no le creyó e impaciente se fue. [“-Sabes de qué hablo. Vi como te miraba. Te ama”.] (Pág.31) [“-No sabes lo que dices. Estas perdida en tus fantasías-dije”.]
    Yendo para Bilbao, estaban ellos dos en el coche pero no se hablaban por timidez. Él le insistió a ella una vez mas para que lo acompañara a la conferencia y ella al final aceptó. [“-Me gustaría que fueses a la conferencia esta noche… Pero si no puedes, lo comprendo”.] (Pág.40)
    Al llegar a Bilbao, cenaron con unas personas en un restaurante y luego buscaron un lugar para dormir.
    Al día siguiente fueron a una capilla que quedaba en el pueblo San Martín de Unx, pero un hombre les dijo que estaba cerrada y no podían pasar. Sin importarle, él la tomo de la mano a Pilar y entraron [“-La puerta de la iglesia está abierta –dice él, dirigiéndose al viejo-. Si quiere dinero, algo le podemos dar. Pero ella quiere ver la iglesia…”]. (Pág.59)
    Ella comenzó a sentir cosas por él pero no lo demostraba porque su OTRO no se lo permitía [“Me gustaría sentirme alegre, curiosa, feliz. Viviendo intensamente cada instante, bebiendo con sed el agua de vida…] [“…Amando a un hombre que me amara”] (Pág.92). Era obvio que ella estaba enamorada porque al irse a dormir ella quedo pensando en él y su corazón le decía que estaba enamorada [“Mi corazón me decía que estaba enamorada. Me dormí con una sonrisa en los labios”.] (Pág.93)
    Al día siguiente se levantaron temprano y ella se sentía muy distinta [“Sabía que a partir de aquella mañana me guiaba el amor, aunque ese amor hubiese estado desde la infancia, desde que lo había visto por primera vez”.] (Pág.95)
    Pilar tenía miedo de desafiar sus sentimientos, porque ella no quería sufrir otra vez, entonces decidió huir antes de escuchar la decisión que él decidiría. Estuvo muy cerca de la muerte, casi se muere congelada, gracias a una monja que la encontró, y la ayudó a reponerse ella se salvó. La monja le había aconsejado que en un papel escriba toda su historia y luego arrojara ese papel al Río de Piedra, porque como al principio de la novela lo dice: que todo lo que cae a ese río se transforma en piedra [“Cuenta una leyenda que todo lo que cae en las aguas de este río-las hojas, los insectos, las plumas de las aves- se transforma en las piedras de su lecho”.](Pág.15). Él se sentó justo al lado de ella, mientras Pilar escribía sin parar su historia. Él le contó todo lo que había recorrido para encontrarla [“-Entonces fui a Zaragoza-dijo-. Y fui hasta Soria. Y recorrería el mundo entero siguiéndote”.] (Pág.212). Al oír eso ella comenzó a llorar, y él también.
    Después del llanto, ella se despidió de la monja agradeciéndole y se fueron los dos tomados de la mano siguiendo su camino [“Me tomo de las manos y me levanto. – Vete a buscar tus cosas- Dijo-. Los sueños dan trabajo”.] (Pág.214)

    Daira Ibañez, 2do Administración, Plácido Marín

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