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    Micaela Lafuente - 2° Merc.- Amor en los tiempos del cólera- IMAM

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    Micaela Lafuente


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    Post  Micaela Lafuente Fri Aug 06, 2010 11:15 pm

    Reseña de :El amor en los tiempos del cólera
    El tema que elegí fue el amor.

    En el instante en el que el doctor Urbino, tendido en el piso muere, Fermina daza es asolada por una soledad y tristeza enorme, aunque procuro no mostrarse llorando, jamás una lagrima corriendo por sus mejillas frente a alguien, y asumió el mando de la casa, que se encontraba en presencia de la muerte. Cuando finalizó el entierro y despidió a sus amigos mas íntimos, descubrió a Florentino Ariza en mitad de la sala y se alegro, pero antes de agradecer la visita, él se paro frente a ella y le juro amor eterno. Fermina daza, furiosa, lo hecho, aunque al dormir pensaba más en él que en su marido muerto y suplicaba no despertar nunca del sueño.

    Fermina Daza y Florentino Ariza se habían conocido una tarde en la que él debía entregar un telegrama destinado a Lorenzo Daza. Al encontrar la casa fue conducido por la criada hacia un hombre muy gordo, que en efecto era Lorenzo Daza, quien recibió el telegrama. Luego lo despidió y la criada lo acompañó hacia la puerta, pero en aquel trayecto que nunca mas olvidaría vio a una mujer junto a una niña y desde aquel día se enamoro profundamente de ella. Averiguo que su nombre era Fermina, al igual que su madre muerta, y que aquella mujer que se encontraba junto a Fermina era su tía Escolástica.

    Florentino Ariza se sentaba debajo de un árbol en el parquecito y fingía leer, para ver a Fermina daza dirigirse hacia el colegio de la Presentación de la Santísima Virgen, acompañada por su tía Escolástica. Era tal el amor que sentía por ella al tan corto plazo de tiempo que le escribió una carta, la cual no sabia como entregársela a Fermina Daza, invadido por la opresión de mantener aquel secreto únicamente para él, decidió contarle todo a Tránsito Ariza, su madre. Ella lo convenció para que no entregue aquella carta, ya que era muy posible que lograra asustar al amor de su vida, a aquella joven que jamás podría borrar de su mente. Pero lo que Florentino Ariza no imaginaba, era que Fermina Daza sabía que él había traído un telegrama a su padre, y junto a la tía Escolástica habían descubierto su presencia en aquella plaza hacía semanas, aunque jamás en aquel tiempo le dedico una mirada, ni una muestra de su interés hacia él. Fermina Daza esperaba impaciente una carta suya, que jamás llegaba, hasta que un día en las vacaciones ella se encontraba en los almendros del portal, sola y Florentino Ariza aprovechando la situación le entrego una carta distinta a aquella anterior que expresaba amor con locura y todo tipo de promesas. Fermina contesto la carta al término de las vacaciones, pero luego de aquella primera carta siguieron muchas más, las cuales dejaban escondidas en lugares determinados anteriormente, Haci se escribieron casi durante dos años. Hasta que un día a Fermina le llego una camelia blanca en la cual Florentino Ariza le había propuesto casamiento, ella le pidió un tiempo para responder aquella carta que seguramente le cambiaria la vida. El plazo se cumplió y ella respondió que sí, que se casaría con él, en dos años, cuando terminara la escuela secundaria. Pero antes de la fecha prevista para pedir la mano a su padre, este apareció muy temprano en la oficina del telégrafo preguntando por el, al encontrarlo lo llevo hasta el café de la parroquia con la necesidad de hablar urgentemente, lo que había sucedido era que en el colegio, Fermina había sido descubierta escribiendo una carta de amor y al no revelar la identidad del novio fue expulsada del colegio. Lorenzo Daza descubrió dentro del baúl, que se encontraba en la habitación de su hija las cartas de amor hechas por Florentino. Al enterarse que la impulsora de aquel amor era su hermana Escolástica, la hecho de su casa, y Fermina nunca más volvió a verla ni a saber nada acerca de ella. En el café de la Parroquia Lorenzo Daza le pidió a Florentino Ariza que no vea más a su hija, que aquella joven había sido criada para tener una vida diferente, a la que según él, jamás le podría dar Florentino a su única hija. Pero él respondió con el mayor orgullo, que solo haría aquel acto si acaso era el deseo de Fermina.

    Repleto de rabia, Lorenzo Daza viajo junto a su hija a la casa de sus familiares que vivían en otro pueblo, con el fin de que Fermina olvide a Florentino. Allí Fermina conoció a su prima Hildebranda Sánchez, la cual la ayudo a seguir manteniendo el contacto con Florentino Ariza. Luego de mucho tiempo de viaje su padre decidió que ya era tiempo de volver a su casa, de la cual le dio las llaves a su hija para que ella misma la administre, que realice las compras necesarias, etc. Al regresar se dirigió a realizar las compras y Florentino la vio y siguió sin que ella lo notara, hasta que Fermina lo vio y descubrió que todo aquel amor que decía sentir era tan solo una alucinación, ya que lo único que le causaba Florentino Ariza era compasión. Cuando llego a su casa, le envío todas las cartas de tanto amor que florentino le había hecho, le pidió que le regresara aquellos obsequios que ella le había regalado, y concluyó por decirle que todo había sido solo una ilusión.

    El doctor Juvenal Urbino al regresar de París e instalarse en su casa debió hacer una visita médica sobre un supuesto caso de cólera; la cual era su mayor enemiga, aquella que había terminado por concluir con la vida de su padre, quien se había involucrado firmemente en tratar de combatir aquella enfermedad.

    En esa visita pudo conocer a Fermina Daza, que solo tenia una infección intestinal, no cólera. Luego de pocas visitas el doctor Urbino se había enamorado de aquella joven de carácter intenso y tan diferente a todas las mujeres, pero ella le tenía una rabia, que luego de muy poco tiempo paso a ser amor. El doctor Juvenal Urbino le propuso matrimonio luego de un corto noviazgo, y cuando Florentino Ariza supo que Fermina iba a casarse con un médico reconocido como lo era aquel, no hubo nadie que pudiera consolarlo para que recupere los ánimos, ni siquiera Tránsito Ariza. Así que decidió viajar, irse de allí, no ver a la mujer de su vida jurándole amor eterno a otro hombre que no fuera él; pero al llegar al destino decidió volver, recuperar a Fermina Daza, con la certeza de que el Doctor Juvenal Urbino iba a morir, y ella estaría junto a él por el resto de sus vidas. Cuando Fermina Daza llego de su viaje de matrimonio embarazada de seis meses decidió Ganar nombre y fortuna solo para ella, pero mientras tanto tubo variados amores, que le daban aliento y lo hacían sentir vivo y no pensar tanto en Fermina, pero jamás se olvido de ella, ni amo a nadie igual o similar; al igual que Jeremiah de Saint-Amour, fotógrafo de niños, el cual murió amando a una mujer en secreto, a la cual, le había dejado todo lo que le pertenecía.

    Fermina Daza junto a su esposo, el Doctor Juvenal Urbino, asistían a todos los eventos, como por ejemplo a los Juegos Florales y por lo tanto Florentino Ariza también, con la ilusión de que Fermina Daza redescubra su amor por él al leer una carta suya.

    Florentino tanto se esforzó por tener una gran fortuna que llego a ser el Director de la Compañía Fluvial del Caribe, la que también había pertenecido a su padre, don Pío Quinto Loayza; pero en ese tiempo también había muerto su madre, Tránsito Ariza que ya por aquel momento no lo reconocía y se encontraba en condiciones devastadoras para Florentino.

    Cincuenta y un años después, Fermina Daza lo rechazaba como aquella vez cuando eran jóvenes. Una noche, cuando Florentino llegaba a su casa descubrió una carta de Fermina Daza, y decidió tratarla como a una amiga, y de este modo ir lentamente ganando su confianza y amor. Pero jamás llegaba una respuesta y Florentino, ansioso, escribía diariamente cartas de un modo muy diferente a las de su juventud, de un modo mucho mas formal, a maquina.

    En el aniversario de la muerte del Doctor Juvenal Urbino, sin invitación alguna, Florentino asistió, cuando la viuda lo vio, se acerco hacia el y le tendió la mano, agradeciéndole con una sonrisa por haber asistido.

    Un día Florentino se dirigió hacia la casa de Fermina y le pidió una fecha para tomar un café junto a ella, Fermina Daza le concedió un día y él se retiro. Llegado el mismo, Florentino y Fermina hablaron sobre las cartas y lo mucho que la habían ayudado a poder afrontar su vida; así siguieron muchas visitas más en las que se habían hecho muy íntimos, Florentino conoció a su hijo, y a su hija, que se había peleado con Fermina debido a que sospechaba que Florentino estaba enamorado de su madre.

    Luego de haberse ganado poco a poco la confianza de Fermina y su hijo, el Doctor Urbino Daza, y haberla ayudado, debido a los secretos que debelaban sobre su marido muerto y su padre, la invito formalmente para que fuera en viaje de descanso por el río, Fermina acepto, y fue junto a él, ocupando la mejor habitación, hecha únicamente pensando en ella por Florentino. En aquel viaje quitaron el velo al amor que comenzaba a sentir Fermina y al que hace mas de medio siglo tenia Florentino guardado muy dentro, pero encendido como a una pasión ardiente como en su juventud. En ese viaje se amaron como jóvenes, y se sentían tan felices juntos que siquiera al pensar que el viaje concluiría pronto les causaba un sentimiento de no querer regresar jamás, de vivir siempre uno para el otro.

    En esta novela predominan recursos de estilo como la metáfora <les sonrió desde las brumas de la pesadumbre> Pág. 17 <era una verdad a medias> Pág. 17 <tantaleando solo entre las nieblas de la vejez> Pág. 321 <se sumergió otra vez en aquel manantial de revelaciones indeseables que habrían podido cambiarle la vida> Pág. 23; poliptoton <su torso y sus brazos tenían una envergadura de galeote> Pág. 13 <su madre y sus hermanas estaban cenando café> Pág. 178; Antítesis <un santo ateo> Pág. 15 ; personificación <El humor del cielo había empezado a descomponerse desde muy temprano> Pág. 23; Núcleo resumidor <todo el mundo> Pág. 27; elusión : Por la vejez <la erosión de la memoria> Pág. 13, <había tenido que acudir al médico con dolores indefinidos en distintas partes del
    cuerpo> Pág. 313, Por la muerte <que había sucumbido a la rémora del desencanto> Pág. 18; Anáfora <Se miró por un instante en el espejo del coche y vio que también su imagen seguía pensando en Fermina Daza. Se encogió de hombros> Pág. 177; Pregunta Retórica <¿yo quién soy?> Pág. 306, <¿Cómo quedé?> Pág. 306; Progresión <..el doctor Juvenal Urbino tenía que morir.> Pág. 237 <..El doctor Juvenal Urbino tenía que morir.> Pág. 289; hipérbaton <No va a faltarle aquí algún loco de amor que le dé la oportunidad un día de estos> Pág. 14; Metonimia <había dejado sin terminar la guerra final de su vida> Pág. 16; leiv-motiv <hacían rifas secretas para jugar a quedarse con él, y él jugaba también a quedarse con ellas> Págs. 84 y 155.

    Micaela Lafuente
    2°Mercantil
    Instituto María Ana Mogas

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